Cuando se medita sobre la vida es preciso saltar fuera de ella, dejar en suspenso y sin ejecutividad todos sus movimientos interiores, y desde el exterior verla fluir, como desde la orilla se presencia el turbulento galope del torrente. Por esto decía muy bien Fichte que filosofar es, propiamente, no vivir, y vivir, propiamente, no filosofar. Mas para que la fórmula tenga suficiente verdad es preciso entenderla en el sentido de que filosofar es el intento de sobre-vivirse, que es consustancial a la vida.
S.Z.
Apenas he leído unas páginas de Thomas Mann en este mes de julio. El huerto también se demora; los tomates comienzan a pintar y tan sólo ayer pude, al fin, degustar los primeros pimientos vizcaínos. Han caído, sin embargo, unas cuantas botellas, riesling, garnacha, tempranillo, monastrell... más Ortega y Gasset. ¿Qué es filosofía?, Prólogo para alemanes y El tema de nuestro tiempo. Es, pues, una primera aproximación a Ortega, en la que me parecen resonar las pocas nociones que creo poseer de Heidegger -a quien Ortega dice anticipar, y así parece ser. En El tema de nuestro tiempo la presencia de Nietzsche es patente, mucho más de lo que Don José parece admitir.
Está resultando interesante. Así que decido recomenzar desde los orígenes: Meditaciones del Quijote, que hoy mismo comienzo -lo leo en la edición de Cátedra ampliamente comentado por Julián Marías.
A otra cosa, Zapatero se va ya con fecha determinada. Yo soy yo y mi circunstancia, y no son circunstancias insignificantes los mandatos presidenciales que nos toca vivir, entre Aznar y Zapatero, tan próximos, tan recientes, tan aquí, se nos van dieciséis años de nuestra vida... y qué remoto queda aquel nuestro yo anterior. Nuestro yo pre-internet/cibernético...
Volviendo a Zapatero. Dado el cariz de la segunda legislatura y la crisis parece que la primera legislatura fue un paraíso. Pero para algunos en apenas un par de meses aparecieron los primeros nubarrones: aquellas primeras noticias sobre la reforma del bachiller en las que desaparecía la filosofía del bachiller humanístico sustituida por una supuesta "educación para la ciudadanía". No daba crédito. Después -ya hemos hablado de ello en este blog- se consiguió paliar un tanto el desastre... pero de nuevo la dentellada. Y un poquito de yo que se va con ella.
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Jose Ortega y Gasset
¡Pues a saltar¡
S.Z.
Apenas he leído unas páginas de Thomas Mann en este mes de julio. El huerto también se demora; los tomates comienzan a pintar y tan sólo ayer pude, al fin, degustar los primeros pimientos vizcaínos. Han caído, sin embargo, unas cuantas botellas, riesling, garnacha, tempranillo, monastrell... más Ortega y Gasset. ¿Qué es filosofía?, Prólogo para alemanes y El tema de nuestro tiempo. Es, pues, una primera aproximación a Ortega, en la que me parecen resonar las pocas nociones que creo poseer de Heidegger -a quien Ortega dice anticipar, y así parece ser. En El tema de nuestro tiempo la presencia de Nietzsche es patente, mucho más de lo que Don José parece admitir.
Está resultando interesante. Así que decido recomenzar desde los orígenes: Meditaciones del Quijote, que hoy mismo comienzo -lo leo en la edición de Cátedra ampliamente comentado por Julián Marías.
A otra cosa, Zapatero se va ya con fecha determinada. Yo soy yo y mi circunstancia, y no son circunstancias insignificantes los mandatos presidenciales que nos toca vivir, entre Aznar y Zapatero, tan próximos, tan recientes, tan aquí, se nos van dieciséis años de nuestra vida... y qué remoto queda aquel nuestro yo anterior. Nuestro yo pre-internet/cibernético...
Volviendo a Zapatero. Dado el cariz de la segunda legislatura y la crisis parece que la primera legislatura fue un paraíso. Pero para algunos en apenas un par de meses aparecieron los primeros nubarrones: aquellas primeras noticias sobre la reforma del bachiller en las que desaparecía la filosofía del bachiller humanístico sustituida por una supuesta "educación para la ciudadanía". No daba crédito. Después -ya hemos hablado de ello en este blog- se consiguió paliar un tanto el desastre... pero de nuevo la dentellada. Y un poquito de yo que se va con ella.
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