jueves, 25 de junio de 2009

Las legiones del tercer hombre y el enseñar a enseñar a aprender a aprender...

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Nuestro amigo Desde la Caverna... nos hizo reparar humorísticamente en el carácter aporético del pretendido enseñar a enseñar y de la necesidad del acto puro pedagógico que enseña sin ser enseñado, versión psicopedagógica del Motor Inmóvil del universo aristotélico o del no menos clásico y conocido Maestro Piñones –que no sé si conocen los más jovenes, el que no sabe leer y da lecciones. Y ayer lo recordaba, y reparé que no existe esta figura en los campos de la medicina o de la arquitectura o de la abogacía; en estos campos es el médico quien enseña a curar, o el arquitecto a construir, sin necesidad de ese tercer hombre que enlaza a profesor y alumno, y sin el cual, al parecer, son incapaces de comunicarse .Y al comentarlo se nos hizo claro cual es el mal que aqueja a la salud, la construcción y la justicia; y es la falta de estos infinitos y precisos eslabones en la cadena hasta la divinidad. Qué primitivo estado el de estas artes, exentas como están de esas criaturas angelicales que nos elevarán hasta la Idea por el laberinto de los masters y los expertos de despacho y las riadas de euros y las montañas de informes y estadísticas y banalidad y cháchara e impostura y ruido.

Entre el médico y el paciente la única figura que vale es la del Ángel de la Guarda. Y, cuando las cosas salen mal, como diría Woody Allen, unas palas de tierra.


4 comentarios:

Leicca dijo...

:) Ay.

Me tocas la fibra sensible. Yo me acuerdo cada dos por tres de ese post. Ellos tienen que aprender a aprender. Nosotros tenemos que aprender a enseñar a enseñar. Ergo, tenemos que aprender a aprender a enseñar a enseñar a aprender a aprender. No nos queda otra solución que la fe y el rezo.

El donuts fue, aunque parezca tonto, la gran iluminación. Venía de la mano de un informático que, como bien apuntas, no tenía un programador que codificara su código. Que codificara la codificación. Que compilara la compilación. Que diseñara los diseños. Que fotografiara sus fotos ni musiqueara sus partituras. Todavía no sabía yo que iba a enfrentarme con la cosa de la enseñanza, y mira: resulta que sí, que te plantas en las evaluaciones y algunos te quieren demostrar que existe esa clase de Dios. Un Dios que no para de pasarte modelos de informes para que rellenes, no vaya a ser que, incluso siendo Dios, se le haya pasado alguna anécdota.

Feliz link, éste.

Hoy, por fin, he terminado la "memoria" para el departamento. Ya no hay padres ni alumnos y estamos todos más tranquilos, pero la palabra "memoria" ha dejado de tener sentido.
Gracias a Dios. Al Dios, digo, que quiere saber qué tal nos ha ido por si tiene que hacer alguna modificación.

Besos.

Serenus Zeitbloom dijo...

Leicca

Pues aquí uno sigue sin acabar la memoria. Habrá que ponerse de una vez, pero que poquitas ganas...

Precioso blog que agrego a mis favoritos.

Salud

Desde la caverna de Platón dijo...

Serenus,
como habrás visto andamos en danza con esto de la formación y su conversión en negociete (negociete paleto en la CAM, una Comunidad que pretende alcanzar la postmodernidad teniendo como modelo al "Pocero").
Hoy me dí una vuelta para ver en qué consistía la tan cacareada inauguración del intercambiador de Sol (paso por la plaza casi todos los días y no podía imaginar que en un espacio tan destruído, tan "perdonen las molestias, seguimos en obras", se pudiese alguien atrever a inaugurar algo). Pues sí. Inauguran bajo tierra. Inauguran para las ratas. En la luz, cascotes, vallas, pasos de peatones inhumanos, aceras precarias... A la luz, un asco de obra. Con una cosa de cristal que parece una lubina al horno, a la que no se sabe cómo le pueden dar acceso. Mañana tiro fotos y las cuelgo en el blog.
Un saludo.

Anónima dijo...

:) Pero que conste que te vi yo primero.

Si lo pones en los favoritos tienes la obligación moral de comentar, que el pobre es un blog al borde del suicidio. De vez en cuando se asegura de que se han ido todos los comentaristas y empieza a abrir ventanas de Windows para ver por cuál de ellas se tira. Siempre llega algún visitante antiguo y fiel y le dice algo, lo anima y lo salva. Y otra vez la cuenta atrás.

(Ya te dije: ni filosofía ni educación. Un simple mirarse el ombligo a ver qué le duele.)