miércoles, 8 de julio de 2009

Una plaga de orugas



Uno no debería escribir sobre educación en estos meses de verano, pero acabo de leer Que nos la meten doblada en Antes de las cenizas.

Lo que desde supuestos “pedagógicos” se está haciendo en el sistema educativo español –y en especial con la filosofía- es una verdadera tropelía. Como una verdadera plaga de orugas en un cultivo están dispuestos a no dejar ni un brote de cultura. El origen de todo este desmán está en los iluminados impulsores de la LOGSE; tuve el “honor” de impartir Reforma cuando todavía estaba en fase experimental y el disparate se veía venir, ahora estamos en su segunda versión: la LOE –más nefasta aún-. Pero lo peor es que el espíritu ha calado muy hondo, a estas alturas todos los partidos políticos participan de esta concepción “socio-psico-pedagogista” . Desde principios de los noventa los defensores de esta “nueva pedagogía” vienen enarbolando una consigna: “¡contra los contenidos!” que después matizaron “ ¡contra los contenidos conceptuales¡ ¡demasiados conceptos! “ . Y esto, traducida la jerga pringosa a vulgar castellano, significa: “contra la cultura”, “demasiada cultura”.

Y, usted –si no es del gremio- se preguntará, ¿por qué habían de tener estos señores socio-psico-pedagogos y sus coros efiálticos nada contra la cultura?. La respuesta es sencilla, lo que tienen contra la cultura es su carencia de ella; porque quien tiene cultura clásica no quiere eliminar el latín y el griego de los institutos, quien gusta de la buena literatura no quiere eliminar a los grandes autores de los institutos y de las escuelas, quien disfruta con la filosofía no quiere desterrar a Platón ni a Kant de los institutos, y lo mismo con el arte, la música... y la ciencia.

Pero estos "nuevos educadores" nos quieren dejar a cambio pseudocultura, ideología y “actividades dinámicas”. Mariposas, y no otra cosa.


6 comentarios:

Leicca dijo...

(...) Me he vuelto un poco nervioso aquí dentro, si se puede llamar así a cierta tensión acompañada de un debilitamiento de la capacidad de observación. Todo es aquí tan delicado..., y uno vive como flotando en el aire, no con los pies en tierra firme. Y ese estar constantemente prevenido y consciente quizá también influya. Muy posible. Aquí siempre se está a la espera de algo, y esto acaba debilitando. Aparte de que nos prohibimos severamente escuchar y esperar, porque resulta inadmisible. Esto también consume energías. La señorita suele pasarse ratos largos mirando por la ventana, como si ya viviera en otro sitio. Sí, es esto lo que no hace del todo sano y natural el daire que aquí se respira: todos nosotros, directores y alumnado, vivimos ya casi en otro sitio. Es como si sólo provisionalmente repirásemos, comiésesmos, durmiésemos, vigilásemos y diésemos o recibiésemos lecciones. Algo parecido a una fuerza motriz implacable bate aquí ruidosamente las alas. ¿Estaremos todos a la escucha de lo por venir, de algún Después? Y ¿qué ocurrirá cuando los actuales alumnos nos hayamos ido todos y no lleguen otros nuevos? (...)

--

En Jakob von Gunten, de Rober Walser.

(Estoy de re-reader, en verano. Serán las vacaciones, o esta sensación de eterno retorno al volver a estas edades al instituto. El aire que respiro es el mismo de mi adolescencia, pero distinto. Como si hubiera madurado aquel tierno brote de gilipollez que algunos profes visionarios ya nos señalaban.)

Desde la caverna de Platón dijo...

Estoy de acuerdo contigo Serenus, pero habría que matizar qué tipo de bicho es esta oruga. Hace ya mucho tiempo la Única Cadena de Televisión que había nos obsequiaba a la hora de cenar con unos relatos de terror que a los niños nos dejaban tiesos para el resto de la noche (lo mismo te acuerdas, debemos de ser de la misma quinta). En uno de ellos, ciertos personajes de un país caribeño eran invadidos por un bichillo que entraba por un oído y salía por el otro merendándose a su paso el cerebro que le obstaculizaba. La locura y el dolor que producía la trepanación parecían inenarrables. Pues ya hemos dado con esos bichos. Los tenemos aquí, entre nosotros.

Serenus Zeitbloom dijo...

Leicca

Esto de la educación siempre tuvo un lado siniestro. Nunca me ha gustado releer. Ahora mismo estoy con Ciudades de la llanura, espero acabarlo pronto y escribir sobre un tema que no sea la penosa educación.

Antonio.

Sí, esos gusanos son, sin duda. ¿Algún remedio conocido?


Saludos a ambos.

Luis González dijo...

¡Gusanos invasores!¿No es realmente esa un hipótesis verosimil? En todo caso el gusano debe estar ya mutando dados los cambios legislativos que lejos de remitir aumentan su ritmo de un modo frenético(a la par que las denuncias, las sentencias judiciales, las correcciones, las instrucciones....) Esa locura normativa acabará por destruir el sistema (No creo, claro, que eso suceda porque de inmediato se tomarían medidas legislativas para reconstruir la posibilidad de "trayectos vitales individuales" que, oh cielos, no habíamos tomado nota que existían y por eso precisamos de orientación). No, el sistema no va a ser destruido y el gusano triturador reventará - de modo legislativo, social y policial - dando lugar a ... ¡un campo de brotes verdes! (¡Qué gran poeta Mao).
Quizás la propuesta sea convertirse en oruga y, sin prisa, acabar con los brotes verdes del huerto educativo

Leicca dijo...

Un saludo, desde sitios con orugas distintas. Propias. Seguro que se quejan, pero cualquiera sabe el motivo si no se conocen los kanjis del quejido, claro.
Saludos!!

Serenus Zeitbloom dijo...

Leicca, déjanos alguna muestra..