jueves, 23 de abril de 2009

Días del libro


De lo que un momento en nuestras manos
poder de realidad y sueños tuvo
y que ahora, con arañado menester, nos acerca
y nos llama, inútilmente,
lo mismo que si fuera el corazón de una campana
doblando en el silencio de la noche.

Juan Luis Panero


Es costumbre en este blog lanzar algunas diatribas y maldiciones con ocasión de la celebración del Día del Libro, y así sumarnos a los festejos -teatritos, pancartas, flores y vociferantes altavoces- en calidad de contreras y aguafiestas (como mi admirado Javier Marías en Semana Santa). Pero ocupado como estoy ultimando los detalles del huerto que espero cultivar en los largos, soleados y apacibles días estivales –que tanto añoro-, casi se me pasa el acontecimiento y el cumplimiento del rito. Pero allá vamos.

A una feria, con ocasión de esta celebración de hoy, debo mi descubrimiento de Kafka. Tendría yo unos catorce o quince años, disponía supongo que de unas generosas cien o doscientas pesetas para la ocasión, y recorría los mostradores observado los libros expuestos cuando distinguí una cucaracha; la reacción natural, como comprenderán, fue la de coger el bicho, el libro no era voluminoso, la portada prometía, el nombre del autor sonaba interesante y exótico al oído del páramo, y además el precio se ajustaba al presupuesto. Di por finalizada la visita y corrí a casa satisfecho con el trofeo. No puedo recordar la impresión que me produjo su lectura en aquel momento, pero sí sé que en los años siguientes busqué y leí los libros de aquel autor, para mí desconocido hasta ese día y que pasaría a ser durante años uno de mis autores favoritos, a pesar de que tuve que quitar sus cuentos de la mesita de noche; imaginar caballos entre despojos y comiendo carroña no me producía buenos sueños.

Por supuesto seguí visitando y comprando libros en las ferias con ocasión del Día del Libro durante muchos años –los últimos ya no-. Sin embargo no puedo recordar los libros que he comprado salvo aquel volumen de La Metamorfosis. ¡Falso! ahora recuerdo una edición de Una temporada en el infierno de Rimbaud en la editorial Visor -¿puede que fuese traducción de Gabriel Celaya?- “Tengo de mis antepasados galos el blanco azul de los ojos, la frente estrecha y la torpeza en el combate. Y todos los vicios: la pereza, la mentira, y la lujuria...maravillosa la lujuria”. Y hasta es posible que comprase una edición de El origen del hombre de Darwin, sin duda escogida por otra prometedora portada representando hombres primitivos.

Pensado desde hoy veo que nunca me han parecido los libros tan valiosos como me lo resultaban en aquel tiempo.

Hoy tengo algunas estanterías con bastantes libros, pero aquellos volúmenes de los que hablo no están en ellas, debieron quedar en la caja de alguna mudanza, o los dejaría olvidados en alguna parte, deteriorados.

Buenas noches, espero que hayan pasado un feliz día del libro.


sábado, 11 de abril de 2009

Sábado Santo


Salmo


Nadie nos modela de nuevo de tierra y arcilla
nadie hechiza nuestro polvo
Nadie.

Alabado seas tú, Nadie
por amor a ti queremos
florecer
contra ti.

Una nada
fuimos, somos, seremos,
permanecemos, floreciendo:
rosa de nada,
rosa de nadie.

Con
el pistilo claro cual alma
el filamento desierto cual cielo
la corona roja
de la palabra púrpura, que nosotros cantamos
sobre, oh sobre
la espina.

Paul Celan


Psalm

Niemand knetet uns wieder aus Erde und Lehm
niemand bespricht unsern Staub
Niemand.

Gelobt seist du,Niemand
Dir zuliebt wollen
wir Blünh.
Dir
Entegegen

Ein Nichts
waren wir, sind wir, werden,
wir bleiben, blühend:
Die Nichts-, die
Niemandrose.

Mit
dem Griffell seelenhell
dem Staubfaden himmelswüst,
der Krone rot
vom Purpurwort, das wir sangen
über, o über
dem Dorn

Paul Celan

......
Oro, sangre o marfil o tenebrosa
Como en sus manos, invisible rosa.

Una rosa y Milton. Jorge Luis Borges


miércoles, 8 de abril de 2009

Y cómo pasa el tiempo...


Sigo siendo tan malo para los fechas de aniversario como siempre; ayer 7 de abril Waldenland25 cumplió dos años... 181 post con éste, no son pocos. Y, aunque no era el propósito, la cuestión educativa ha sido el tema más frecuente; además la práctica totalidad de visitantes-lectores –al menos los que se atreven a comentar- se cuentan entre la profesión docente. No sé si es un dato preocupante. Pero sí un tanto extraño para un lugar que nació inspirado en el retiro solitario:

"Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme sólo a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, y para no descubrir cuando tuviera que morir, que no había vivido. Quería vivir con profundidad y absorber toda la medula de la vida".

Henry David Thoreau. Walden


Y con un cierto aire entre esperanzado –y poético.

1.

Han desaparecido
las dunas del desierto
la arena, la sombra perfilada
sinuosa.

Ahora se abre amenazante
la oscuridad ambigua
de cada acto

2.

Edificado
sobre arenas por siglos
molida.

Lo acostumbrado,
sin saberlo, nos pertenece;
como los sueños.


Bienvenidos a este bosque. Y con su permiso me retiro a servirme un sherry para celebrarlo.

Les dejo con un poco de música:



domingo, 5 de abril de 2009

Sobre la felicidad, educación y carácter.


Sabes lo que has de hacer para vivir feliz; ¿por qué no lo haces? Porque eres irrazonable. Una vida mala es una vida irrazonable. Lo que importa es no enfadarse.


Ludwig Wittgenstein. Diarios secretos. 12 de agosto de 1916.

Cada vez estoy más convencido de que la felicidad es una cuestión de carácter. Y éste se forja en la educación más temprana y en la propia constitución. Creo que Hume decía que un buen temperamento es una herencia preferible a miles de libras. “Lo que importa es no enfadarse”, pero eso se debe haber aprendido en la infancia. O como sugiere Descartes mediante continuadas meditaciones y hábitos. Nuestro sistema educativo parece confiar en un par de horas semanales en un par de cursos... y en los objetivos transversales. Pero para esos días está el pescado ya vendido.

19 de julio de 1916
Sigo enfadándome. Soy una persona débil.

20 de julio de 1916
Para llegar a ser bueno, sigue trabajando.

24 de julio de 1916
Estamos siendo tiroteados. Y a cada disparo mi alma se estremece. ¡Me gustaría tanto seguir viviendo!.

Ludwig Wittgenstein.


¡Y mientras tanto, todos esos manuales y esas horas de la escuelas dedicadas a pudrir el carácter!.