sábado, 30 de junio de 2007

Los implicados. "Enredantes" y enredados.

Observo que el término “implicado”,” implicarse” es utilizado actualmente en determinados contextos con un sentido moralmente positivo. Una de mis manías y rarezas más recientes es consultar con la RAE aquellos términos que me despiertan sospechas; con la intención de familiarizarme con el sentido clásico, no por purismo sino por entender un lenguaje cuyo sentido siento que se me diluye en ese incesante cambio que es el uso. Estas búsquedas me están resultando muy provechosas y sorprendentes, veamos que da el término implicar :

Implicar.
(Del lat. implicāre).
1. tr. Envolver, enredar. U. t. c. prnl.
2. tr. Contener, llevar en sí, significar.
3. intr. Obstar, impedir, envolver contradicción. U. m. con neg.

Vaya, parece que implicar se relaciona con “enredar”; se me ocurre buscar “enredante”, pero la palabra no aparece en el diccionario, ¡Con las veces que la he utilizado y la he oído utilizar!-eso sí, nunca en contextos académicos-. Así que me voy al término “enredar”, éste sí es un término de fabulosa riqueza semántica:


Enredar.
1. tr. Prender con red.
2. tr. Tender las redes o armarlas para cazar.
3. tr. Enlazar, entretejer, enmarañar algo con otra cosa. U. t. c. prnl.
4. tr. Meter discordia o cizaña.
5. tr. Meter a alguien en obligación, ocasión o negocios comprometidos o peligrosos.
6. tr. Entretener, hacer perder el tiempo.
7. intr. Revolver, inquietarse, travesear.
8. prnl. Dicho de un asunto: Complicarse al sobrevenir dificultades.
9. prnl. Aturdirse, hacerse un lío.
10. prnl. coloq. amancebarse.

Qué cosas se descubren en los diccionarios; al intentar comprender “implicado”, “implicar”, “implicarse” desde su parentesco con derivados de “enredar” me encuentro con que la transvaloración de los valores ha pasado de ser un programa a una realidad efectiva.
Les propongo un pasatiempo divertido -“lúdico” como gusta de decirse ahora-, sustituyan sus “implicados” e “implicaciones” favoritas por “enredados” y “enredar”.
En fin, qué cosas tan extrañas se nos vienen exigiendo, y que mundo tan raro¡
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jueves, 28 de junio de 2007

Ofenderse

Seguimos con la lectura de Coetzee, Sobre la censura. Lo que sigue son unas ideas sacadas del primer capítulo del libro y que no me molesto en citar. Las opiniones, pues, son suyas, o al menos lo que yo creo haber entendido –o malentendido- Pero no hay problema, cualquiera puede abrir el libro y cerciorarse por sí mismo.

El hecho de sentirse ofendido está ligado al sentimiento de debilidad, de vulnerabilidad, por supuesto esa vulnerabilidad puede no ser real, puede ser simplemente subjetiva o una simple premonición, pero sin ella no se produce el sentimiento de ofensa. Cuando alguien se siente ofendido al rebatírsele una opinión lo que se prueba es la debilidad de la opinión, por el contrario cuando se siente seguridad ante la propia opinión, las ofensas, los insultos, son acogidos incluso con una sonrisa. Es fácil desde esta posición explicar la propensión al sentimiento de ofensa y a la indignación del débil. Pero, ¿No puede ofenderse el poderoso? Sí, cuando siente amenazado su poder -o presiente que puede ser privado de él- entonces muestra su debilidad; de hecho eso es lo que busca el provocador: colocar al poderoso al mismo nivel de vulnerabilidad, lo curioso aquí, es que el fuerte no puede reconocer el motivo de ofensa pues con ello menoscaba su propia posición, y se sitúa ya en posición de debilidad; debe, pues, mantener silencio sobre el motivo de la ofensa; esto podría explicar porque la peste de los poderosos es el delirio paranoico.

Con lo siguiente creo que también estaría de acuerdo Coetzee:
No deberíamos deducir de lo anterior que hay que tomar a risa la voluntad de ofender; Aquiles tenía su talón. Tampoco el deseo de venganza de los ofendidos; ese es quizá el nervio de la obra de Nietzsche.

sábado, 16 de junio de 2007

Despedidas.

Adiós Nonino de Astor Piazzolla. Una bellísima composición.




LAS COSAS

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

Jorge Luis Borges.

¿Comienza todo filosofar con la conciencia de la muerte? ¿Y toda auténtica alegría?.

lunes, 4 de junio de 2007

Entre copas.


ENTRE COPAS (SIDEWAYS).Dirección: Alexander Payne. Año 2004.

Otra de esas -muchas- películas que dejé pasar en su día..

Unos años después la veo desde el sofá de casa y ha sido una muy buena experiencia; claro que en casa puedes verla con la copa de tempranillo en la mano, no sé si en el cine con la coca-cola y las gominolas será lo mismo. Me parece una película que choca con la beatería actual de lo políticamente correcto, decididamente no podría pasarse en la venidera Educación para la Ciudadanía. Para empezar beben conduciendo, lo curioso es que lo hacen sin ningún atisbo de culpabilidad o de estar haciendo algo punible o peligroso, -me chocó este aspecto por lo duras que creo que son las leyes americanas y en general la sociedad, al menos eso parece por las noticias que cada poco tiempo nos traen de deportistas y actores, que acaban en comisaría, la última Paris Hilton. Las relaciones sexuales están también totalmente desdramatizadas y el único tinte moral les viene de que se den mediante el engaño. Tampoco la cantidad de vino que se ingiere es la que las guías de salud al uso -no sé que dirá de ello nuestra preocupada ministra- nos recomiendan para cuidar el corazón, las arterias y el colesterol. A pesar de no ser unos jovencitos, nuestros protagonistas tienen buen aguante, no observé que al día siguiente tuviesen resaca, quizá porque lo que bebían no era tintorro cabezón, a pesar de que uno de ellos mezclaba con ansiolíticos o antidepresivos, al otro tampoco parecía mermarle -muy al contrario- sus más íntimas facultades.. quizá con la gimnasia quemaba el exceso de alcohol.

La diferencias psicológicas entre los protagonistas masculinos y femeninos están muy marcadas. En comparación a las mujeres, los hombres resultan mucho más simples -"toscos"; me acordé de Nietzsche cuando señala la dificultad de la amistad y advierte la tendencia de los hombres a la camaradería y de las mujeres al amor. Aunque algunas camareras tienen gustos algo peligrosos para los aficionados a la seducción.

Ciento veintitrés minutos acerca del sentido -no metafísico- de la propia vida, de los logros -pocos- y frustraciones -muchas-.

A mi juicio una buena película; una prueba para mí inequívoca: no tiene cabida en nuestro sistema educativo.
Aunque debería contrastar mi opinión con la de alguien que deteste el vino .

http://www.labutaca.net/films/30/sideways5.htm