jueves, 31 de diciembre de 2009

Anámnesis y bendición



Cumpliremos el rito; llega el momento de la selección anual, pero seré breve: solo tres.

Uno tiene sus momentos místicos, y le gusta recordarlo –y contarlo

Autoconciencia

Y una pasión temprana: la lectura

Que el 2010 sea amable con todos ustedes. ¡Salud!

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martes, 29 de diciembre de 2009

Intermitencias

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Siendo tu carne joven, una mañana te mostró que tu más ardiente fortuna no era sino ilusión y delirio. Habrás de hacerte viejo para averiguar que, de igual forma, no fue sino ilusión y delirio tu más amargo dolor.

Thomas Mann. José y sus hermanos. Volumen II El joven José.


Algo provechoso llevamos hecho en estos días de vacaciones. He finalizado el segundo volumen de José y sus hermanos, El joven José. La cosa venía aplazada de largo.

En el otoño del 2000 tropecé en una papelería-librería de algún lugar de la costa murciana con Las historias de Jaacob, salí de aquel establecimiento con el periódico y con Thomas Mann bajo el brazo, imagino que también con una fuerte ansiedad en el estómago pues llevaba una semana acometiendo mi segundo intento por dejar de fumar –el primero debió de ser unos veinte años antes y apenas se prolongó de la mañana al atardecer del mismo día. No recuerdo de manera exacta el tiempo que tardé en leer aquella novela, pero no debió ser más que lo que tardaría en volver a fumar: seis o siete días. Recuerdo una lectura entusiasmada, tanto como Doktor Faustus o La montaña mágica, quizá más aún, más fluida que las anteriores y la recuerdo repleta de irónico y paródico humor. La edición que había comprado acababa de salir en castellano ese mismo año, pero desgraciadamente no estaban traducidos los tres volúmenes siguientes, así que se pueden imaginar mi frustración. No fue hasta el 2003, de nuevo en otoño, cuando di con el segundo volumen, no recuerdo el lugar ni tampoco la fecha con exactitud, he examinado el libro, y extrañamente hay una inscripción en lápiz en la esquina superior de una de las páginas de guarda: 19’50, N: 23.9.03, GAIA, que hubiese imaginado como el precio en euros, la fecha, y el nombre de la librería, sin embargo consta que la primera edición impresa es de octubre del 2003, así que no sé. Bueno, a lo que íbamos, tres años después encuentro el libro deseado; me lancé ávido a su lectura, las primeras páginas me parecieron maravillosamente escritas y sin embargo no leí mas allá quince o veinte. El libro quedó abandonado junto a otros del mismo autor hasta hace unas cuantas semanas en que volví a retomarlo, me sirvió para un post, una glosa y un par de discusiones, pero todo ello no impidió que volviese a la estantería a hacerle compañía a Carlota en Weimar -quien sabe si por media docena de años más- Pero es lo que tienen las vacaciones y la casualidad, hace un par de horas llegaba, de nuevo entusiasmado, a su última página. Y deseando que llegue mañana para acercarme a la FNAC o La casa del libro a por José en Egipto.


Aunque sería más provechoso volver casi diez años después a Las historias de Jaacob no soy sin embargo dado a las relecturas. Tampoco un portento de memoria, pero tengo el volumen en mis manos, Librería Rada, Plaza Bohemia, Edif. Las Tejas (Junto Gasolinera). LA MANGA. Desde hace algo más de seis años perdura mi tercer intento por dejar de fumar. Reconozcan que que para eso hace falta voluntad. Y a pesar de no ser amigo de relecturas echaré un vistazo para recordar que pasó con Shimeon y Levílos robustos hijos de Lía” en Shequem y a Rubén con Bala que le costó la primogenitura.


Hondo es el pozo del pasado
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jueves, 24 de diciembre de 2009

Brindis

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Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

Jose Hierro.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Del pensamiento crítico “madrugado”

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Hace unos días en uno de los blogs que frecuento se planteaban algunos interrogantes acerca del valor y sentido de la crítica, a su vez originados a partir de las reflexiones de otro. La cuestión ha revoloteado por mi mente en estos días de ingrata tarea evaluadora. Efectivamente la palabra crítica goza de gran predicamento -sobre todo adjetivando al ciudadano y en el contexto educativo. En casi todas las proclamas educativas, en textos legales refrendados por el gobierno en ejercicio, en múltiples manifiestos docentes de diversa índole, en panfletos estudiantiles, la formación de ciudadanos críticos aparece como uno de los objetivos fundamentales del sistema educativo. Dentro del gremio parece que los profesores de filosofía se consideran a sí mismos los paladines genuinos de la crítica, y entre los valores que atribuyen a su disciplina destaca, sin duda, el de la crítica.

La idea está muy extendida, apuesto a que no existe texto que relacione filosofía y educación en el que la crítica no aparezca como objetivo principalmente relevante. Debemos, sin embargo, ser precavidos con todas las ideas que se propagan tan rápidamente entre la felicidad y el beneplácito general; si una idea provoca un asentimiento tan unánime y general es porque no debe molestar demasiado, o porque pertenece a ese grupo de opiniones al que oponerse supone levantar sospechas contra uno mismo. En el primer caso se trata de ideas cómodas, pero superficiales o anodinas, en el segundo quizá de peligrosos dogmas. Pero, ¿cómo podría ser la crítica algo anodino o dogmático? ¿ y cómo es posible que el pensamiento crítico no sea molesto, y que desde todos los lugares –despachos incluidos- sea reivindicado y hasta fomentado?. No me negarán que algo huele de forma extraña en toda esta cantinela de la formación del ciudadano crítico.

Creo haber advertido –corríjanme si es otra su experiencia- que hay una relación de proporción directa entre el ardor por la formación del ciudadano crítico y el desdén por la historia de la filosofía, y constato que los más aguerridos formadores encuentran que los densos programas de contenidos históricos (que a menudo juzgan de caducos) les restan tiempo y energía para la “formación del ciudadano crítico”. Tarea a la que podrían –eso creen- dedicarse de forma inmediata; enfrentándose a pecho descubierto con la realidad concreta y circundante, en sus manifestaciones cotidianas, prensa, televisión, publicidad... Pero me temo que es una perspectiva de ilusos o de fraude manifiesto. Creo que incurren en un error que ha señalado muy certeramente Sánchez Ferlosio en su artículo de hoy, del que les cito un fragmento. “Es ridícula y hasta poco decente la buena voluntad de los que proponen remedios frente a lo que en su fuero interno reconocen por fatídico: así, los que recomiendan que los padres acompañen a sus hijos ante la pantalla para incoarles "espíritu crítico", o los que predican un "consumo responsable". Pero hace ya muchos años que a estos buenos consejos "les ha madrugado", por decirlo en palabras mexicanas, la publicidad, que aún más de madrugada, respecto de la edad, empieza a seducir y acuñar a las criaturas, para que sin resistencia se sometan y queden sometidas de modo perdurable al grado de compulsión y servidumbre capaz de perpetuar la conveniente adaptación” Televisión para niños.


No nos preocupemos tanto por la epifanía inmediata del espíritu crítico. Intentemos aprender de Platón, Epicuro, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Hume, Kant, Nietzsche… que con seguridad tienen mucho que enseñarnos. Aunque, a veces, nos resulten molestos.
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miércoles, 16 de diciembre de 2009

El daño no es de ayer, ni tampoco de ahora...

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Siguiendo la propuesta de Toni Solano aquí dejo mi selección.

Cuando allá dicen unos
Que mis versos nacieron
De la separación y la nostalgia
Por la que fue mi tierra,
¿Sólo la más remota oyen entre mis voces?
Hablan en el poeta voces varias:
Escuchemos su coro concertado,
Adonde la creída dominante
Es tan sólo una voz entre las otras.

Lo que el espíritu del hombre
Ganó para el espíritu del hombre
A través de los siglos,
Es patrimonio nuestro y es herencia
De los hombres futuros.
Al tolerar que nos lo nieguen
y secuestren, el hombre entonces baja,
¿Y cuánto?, en esa dura escala
Que desde el animal llega hasta el hombre.

Así ocurre en tu tierra, la tierra de los muertos,
Adonde ahora todo nace muerto,
Vive muerto y muere muerto;
Pertinaz pesadilla: procesión ponderosa
Con restaurados restos y reliquias,
A la que dan escolta hábitos y uniformes,
En medio del silencio: todos mudos,
Desolados del desorden endémico
Que el temor, sin domarlo, así doblega.

La vida siempre obtiene
Revancha contra quienes la negaron:
La historia de mi tierra fue actuada
Por enemigos enconados de la vida.
El daño no es de ayer, ni tampoco de ahora,
Sino de siempre. Por eso es hoy.
La existencia española, llegada al paroxismo,
Estúpida y cruel como su fiesta de los toros.

Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo
En creer que la razón de soberbia adolece
y ante el cual se grita impune:
Muera la inteligencia, predestinado estaba
A acabar adorando las cadenas
y que ese culto obsceno le trajese
Adonde hoy le vemos: en cadenas,
Sin alegría, libertad ni pensamiento.

Si yo soy español, lo soy .
A la manera de aquellos que no pueden
Ser otra cosa: y entre todas las cargas
Que, al nacer yo, el destino pusiera
Sobre mí, ha sido ésa la más dura.
No he cambiado de tierra,
Porque no es posible a quien su lengua une,
Hasta la muerte, al menester de poesía.

La poesía habla en nosotros
La misma lengua con que hablaron antes,
y mucho antes de nacer nosotros,
Las gentes en que hallara raíz nuestra existencia;
No es el poeta sólo quien ahí habla,
Sino las bocas mudas de los suyos
A quienes él da voz y les libera.

¿Puede cambiarse eso? Poeta alguno
Su tradición escoge, ni su tierra,
Ni tampoco su lengua; él las sirve,
Fielmente si es posible.
Mas la fidelidad más alta
Es para su conciencia; y yo a ésa sirvo
Pues, sirviéndola, así a la poesía
Al mismo tiempo sirvo.

Soy español sin ganas
Que vive como puede bien lejos de su tierra
Sin pesar ni nostalgia. He aprendido
El oficio de hombre duramente,
Por eso en él puse mi fe. Tanto que prefiero
No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser la mía,
Cuyas maneras rara vez me fueron propias,
Cuyo recuerdo tan hostil se me ha vuelto
y de la cual ausencia y tiempo me extrañaron.

No hablo para quienes una burla del destino
Compatriotas míos hiciera, sino que hablo a solas
(Quien habla a solas espera hablar a Dios un día)
O para aquellos pocos que me escuchen
Con bien dispuesto entendimiento.
Aquellos que como yo respeten
El albedrío libre humano
Disponiendo la vida que hoy es nuestra,
Diciendo el pensamiento al que alimenta nuestra vida.

¿Qué herencia sino ésa recibimos?
¿Qué herencia sino ésa dejaremos?



Luis Cernuda
. Es lástima que fuera mi tierra.

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miércoles, 9 de diciembre de 2009

La Glosa

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Postergué una glosa con la intención de evadirme. Y sigo en ello. Sin embargo, en alguna parte he escrito lo siguiente: “El destino de José ejemplifica, quizá, el destino del hombre de conocimiento en todas la épocas” [fin de autocita] y añado aquí, ¿nos estamos convirtiendo los docentes hoy en la voz de la hermanos de José? ¿somos nosotros [los docentes] quienes hemos desterrado (prohibido) a Eliecer? ¿ y de esa forma aniquilar de raíz a José?

¡Ay! ¡Qué amable aquella sombra del árbol divino! Y, sin embargo, José sigue acudiendo cada día con mirada abierta a sentarse entre estas rejas!

José, ¿ qué clase de aventura has venido a buscar?



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