Hacer cosas del peor olor, de las que apenas se atreve uno a hablar pero que son útiles y necesarias, también es heroico. Los griegos no se avergonzaron de incluir entre los grandes trabajos de Hércules la limpieza de una cuadra.
Friedrich Nietzsche.
Hace años junto a unos pocos alumnos del antiguo COU leía en grupo Así habló Zaratustra, lo hacíamos los lunes a las 8 de la mañana, así que solíamos empezar la semana con el espíritu vitalista de los textos de Nietzsche. Es difícil encontrar a un pensador con tanta agudeza psicológica; “viejo psicólogo y cazador de ratas” dice de sí mismo en alguna parte. Siempre he disfrutado del Niezsche psicólogo e inmoralista –una de las formas que adopta el moralismo- Ya en aquellos lunes advertí que de los textos de Nietzsche nunca se sale abatido ni desalentado, al menos cuando se le conoce. Es un placer recorrer sus aforismos y encontrar en ellos indicaciones a los problemas que en el presente nos acucian; hace pocos días se me ocurrió abrir uno de sus textos “ Sobre el porvenir de nuestras escuelas” ... apenas unas páginas bastaron para que percibiese cuán necesitados estamos de un nuevo Hércules.
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