domingo, 5 de abril de 2009

Sobre la felicidad, educación y carácter.


Sabes lo que has de hacer para vivir feliz; ¿por qué no lo haces? Porque eres irrazonable. Una vida mala es una vida irrazonable. Lo que importa es no enfadarse.


Ludwig Wittgenstein. Diarios secretos. 12 de agosto de 1916.

Cada vez estoy más convencido de que la felicidad es una cuestión de carácter. Y éste se forja en la educación más temprana y en la propia constitución. Creo que Hume decía que un buen temperamento es una herencia preferible a miles de libras. “Lo que importa es no enfadarse”, pero eso se debe haber aprendido en la infancia. O como sugiere Descartes mediante continuadas meditaciones y hábitos. Nuestro sistema educativo parece confiar en un par de horas semanales en un par de cursos... y en los objetivos transversales. Pero para esos días está el pescado ya vendido.

19 de julio de 1916
Sigo enfadándome. Soy una persona débil.

20 de julio de 1916
Para llegar a ser bueno, sigue trabajando.

24 de julio de 1916
Estamos siendo tiroteados. Y a cada disparo mi alma se estremece. ¡Me gustaría tanto seguir viviendo!.

Ludwig Wittgenstein.


¡Y mientras tanto, todos esos manuales y esas horas de la escuelas dedicadas a pudrir el carácter!.


8 comentarios:

Anónima dijo...

Con suerte, con todo ese tema del carácter y de los manuales, se te aparece un ángel que parece externo a todo. Pero siempre aparece después, cuando de alguna manera has sido "medio domesticado". Lo digo por todos los que antes o después nos vemos como prepotentes ángeles, accidentales, en medio de la guerra emocional que viven los chavales. Con suerte lo fuimos. Pero siempre lo fuimos, si es que fue así, después del tiroteo.

El jueves me pasó con una cría. Como si estuviera metida en una peli de estrenos TV, me vi aplicando un yo qué sé sobre el cariño a una niña muy violenta que se aburría durante un castigo. Y sí: respondió. Pero antes yo tuve que aplicar la fuerza para el siéntante y no me rechistes. Antes tuve que acelerar la putrefacción de su carácter. Una vez "reducida" le di 4 ejercicios para hacer, acompañados de una sonrisa. De vuelta obtuve 4 ejercicios, bien hechos, y otra medio_sonrisa. (¡Para ti el mongolito de oro, profe! ¡Premio! ¡Ole!)

¿Feliciqué? ¿Dónde queda la felicidad? Putrefacción del carácter. Del suyo. Del mío. Cuidando del mantenimiento de la fórmula matemática que alguien nos hizo creer que debía pasar de padres a hijos.

Efectivamente: sin enfadarse.

David Porcel Dieste dijo...

Muy apropiado el post, sobre todo, para los tiempos que corren. Me quedo con la frase de Hume.

Ala, pues a seguir trabajando

Joselu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joselu dijo...

"Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo". Ética a Nicómaco (Aristóteles). Es lo más oportuno que he leído sobre el hecho de enfadarse. Y estoy de acuerdo en que es una cuestión educativa en la primera infancia, y también genética. La escuela infantil y primaria deben continuar con una educación coherente, amable, pero exigente. Cuando llegan a secundaria ya es demasiado tarde si no se han puesto las pieza previas.

Serenus Zeitbloom dijo...

Sin enfadarse Anónima.. cuidado con esas putrefacciones de carácter al estilo“Alguien voló sobre el nido del cuco”. Te imagino ahora mismo convertida en angelical criatura post-laboral.

David, ya sabes: “ sé filósofo pero en medio de toda tu filosofía sé hombre”

Joselu, te hacía de vacaciones por el noroeste peninsular, qué bueno un vino blanco del país servido en esos “cuenquitos” blancos, poesía y gastronomía. Pero esperemos que la felicidad no se reduzca al estómago satisfecho.

Saludos a los tres.

Luis González dijo...

¿Por qué enfadarse es la maldad o su génesis? No necesariamente.Hay una imagen de sabio en el desierto, con los ojos velados en sangre por el golpe de la arena y por el odio a los humanos en sus jaulas civilizatorias. ¡Blasfemar, también ella es camino hacia la virtud!

Salvo si se enquista el gesto blasfemo y conduce, como dicen, a la putrefacción del carácter. Bicefalia: blasfemia y seguir trabajando en el no-enfado.

Serenus Zeitbloom dijo...

Ya imagino a Bicéfala cual estilita en el desierto, vociferante y blasfema, camino de la santidad.

-de fondo suena "quiero ser santa" interpretada por Parálisis permanente.

http://www.youtube.com/watch?v=B5BX0yl0vds

Anónima dijo...

Ay.. :-D Me parto con los comentarios.

Feliz Semana Santa. Voy a buscar en Google si a Jesús se le escapaban palabrotas cuando se le caía la cruz. Con el tema de los martillazos para ponerle los clavos lo tengo claro: hay ofrecimientos y ofrecimientos, en esto de darse para salvar al mundo. A la gente le das la mano y se toman el brazo.