Le vengo dando algunas vueltas al asunto de por qué algunos [o bastantes] profesores no parecen estar de acuerdo con que se les otorgue el rango de autoridad educativa. Creo que he encontrado una solución sencilla –y elegante-, además de respetuosa con el principio que nos lleva a desear y buscar el propio bien y el de nuestros semejantes. Me parece que estos docentes simplemente piensan estar investidos ya de tal autoridad, y además creen que tal posesión es producto de sus propios méritos. Sería por tanto una medida redundante, y además según el principio de equidad no sería de justicia que a otros le fuese otorgada (regalada) por la legislación sin haber hecho los méritos pertinentes. Incluso no se abstienen de señalar que algunos más bien merecerían ser degradados.
También algunas asociaciones de padres , o miembros de ellas –como un elemento que visto hoy en Antena 3-, insisten en aquello de que los profesores deben ganarse la autoridad –aunque no sé por qué razón no se lo exigen a jueces y guardia civil, tiempo al tiempo-. Comprendo a “esos padres”; es muy duro aceptar que la autoridad que ellos han perdido la vayan a obtener otros con menos padecimiento. Una simpática motivación.
En fin.
También algunas asociaciones de padres , o miembros de ellas –como un elemento que visto hoy en Antena 3-, insisten en aquello de que los profesores deben ganarse la autoridad –aunque no sé por qué razón no se lo exigen a jueces y guardia civil, tiempo al tiempo-. Comprendo a “esos padres”; es muy duro aceptar que la autoridad que ellos han perdido la vayan a obtener otros con menos padecimiento. Una simpática motivación.
En fin.
9 comentarios:
Chapeau por las últimas entradas del blog.
Insisto: guardia civil y jueces poseen también la potestas o capacidad de sancionar. Hay una legislación que les permite detener o encarcelar a los que no respetan su autoritas. Vale, declaremos al profesor autoridad educativa. No me opongo. ¿Y qué? ¿Qué ha cambiado? Si un alumno me insulta ¿qué? ¿Le saco el decreo en que le muestra que soy una autoridad, un agente de la autoridad? ¿Le amenazo luego con pasar una noche en el cuarto de los ratones? ¿Puedo en realidad amenazarle con algo que realmente le asuste? Contéstate tú mismo. ¿Y si me sierra por la mitad con una motosierra? Con la ley del menor, puedes asegurar que no padecerá mucha pena y en dos años estará fresco y de rositas. Me reafirmo en mi argumentación anterior, pero no me parece mal en principio lo de ser autoridad educativa, pero ¿qué consecuencias tiene en realidad? ¿Puedes decírmelo? Saludos.
Joselu
Comparto todo lo que dices. Todo. Y precisamente por ello mis post.
Mis comentarios van dirigidos hacia ese sector del propio profesorado que identifica esa pretendida “autoridad educativa” con autoritarismo, coacción... y similares, y no digamos los padres que se oponen a esa consideración, creo que nos consideran sus criados... –desde luego lo desean-. A mí me parece buena cualquier medida que procure dignificar al profesor y la escuela. Creo que con esa medida no se nos dificulta más la tarea.. como suele ocurrir la mayoría de veces. Recuerdo que cuando vi la película “la clase”, me sorprendió la importancia que daban al tratamiento de usted. Al comentarlo en una cena con una pareja con hijos en edad escolar, la respuesta fue “¡qué antiguos!” el otro día pregunté a una profesora amiga alemana sobre el asunto, y supe que tampoco allí se utiliza el tuteo. Hay muchos modos que deben cambiarse en la sociedad española. No estaría de más mejorar los modales.
En la película La clase este extremo era claro, el tratamiento de usted y la sanción en que se incurría si no era respetado. Pero también en la película era notoria la seriedad de la autoridad educativa y la colaboración entre los profesores. Este año propuse que se incluyera entre las normas del centro que un alumno no pudiera llevar gorra durante la clase pero hubo un sector del profesorado que relativizó el asunto mezclándolo con el hiyab de las muchachas musulmanas. No se llegó a ningún acuerdo. Creo que entre el profesorado no hay criterios compartidos. Cada uno se mete en su clase, lo aguanta o lo gestiona como mejor sabe, pero no hay una idea de compartir normas. Hay mucho individualismo en nuestro carácter. Quizás los nórdicos (y ellos también tienen problemas de autoridad... Vi un reportaje en que un veterano profesor sueco hacía levantar a los alumnos cuando él entraba en clase como gesto de deferencia) tienen un carácter más colectivo, pero los profesores españoles funcionan cada uno a su manera. Funcionamos, quiero decir. Un claustro de profesores es un colectivo de tendencias distintas no sólo por la edad o la asignatura o la situación laboral sino también por el carácter de cada uno. Así es imposible elaborar normas comunes. Cada uno ve la historia según le conviene. Hay jetas o suertudos que sólo dan bachillerato y tienen una visión displicente y altiva de la cuestión disciplina, otros son funcionarios y escogen los cursos mejores, los últimos que llegan son los interinos y sustitutos y cargan con lo más difícil y conflictivo. Es imposible elaborar colectivamente unos criterios de autoridad o de disciplina. Cada palo aguanta su vela. Así no hay manera, que diría aquel. Depende de la vocación de cada uno, de sus ganas de implicarse, de su autoritas personal. Hay mucha dispersión de criterios.
Mira: antes de amenazar a un policía, se lo piensan y deberían pensárselo antes de amenazar a un médico, a un profe, a un guardia de tráfico. Hasta ahora no hacía falta tirar de leyes, leyes que creían los ilusos profes que estaban obsoletas, a pesar de darse cuenta de que iban "perdiendo autoridad". Se quejaban, pero no pedían nada.
No sé dónde está la solución, pero al ver la reacción de algunos profes sé dónde está el problema. Les falta la memoria y se creen "algo". Tienen una visión de sí mismos como de seres venidos de otro planeta. No ven que la educación es "un deber del Estado" y "un derecho del Ciudadano". Igualito, igualito, igualito, que el ejército y la defensa de la nación, oiga. Un deber y un derecho. Y el día que no haya profes dispuestos a pasar por las oposiciones y a comerse las condiciones de la interinidad, lo mismo hay una "educación secundaria obligatoria" lo mismo que en su momento había un "servicio militar obligatorio". Una ESO donde la endo-culturización que dicen los antropólogos sea "cosa de todos". (Como la M de Madrid, cosa de tod@s, oyessss). Seguro que entonces todos ellos pedían toda la protección legal posible y se dejaban de tantas zarandajas acerca de andar ganándose la autoridad.
¿Ganársela? ¿Qué ganan con la autoridad? ¿Suma puntos en el cielo? ¿Puedes ponerlo en el currículum?
El curso 2009-2010, gané autoridad un 2%. El siguiente, un 5%. Dos años después, se multiplicó por dos, lo cual me vino muy bien, porque un año que tuve que dar una MAE y una Introducción a la Vida Laboral cayo mi autoridad un 3%, y me quedé casi como al principio... No sé cómo lo harán los de Ciudadanía. Espero que tengan un Plan de Autoridad para la Jubilación en un buen banco...
ANDA Y QUE LES DEN. Yo NO me tengo que ganar la autoridad. Esta cosa del educar y el educante está en la Constitución, c*ñ*.
La gente se está volviendo majareta, Serenus. Perdónalos, porque no saben lo que hacen. Yo creo que aciertas, y mucho, con la confusión autoridad=admiración.
De todas maneras, a veces me parece que estoy curada de espanto. A ratos hasta me entra la risa. (Otras veces no, claro.) En mi antigua empresa pretendían someter a juicio de Recursos Humanos lo que decía el Estatuto de los Trabajadores. La discusión era para llorar. Me hicieron llorar, de hecho. Casi nos pegamos sobre la moqueta mis jefes y yo. Yo no me lo podía creer. No paraba de explicárselo: que no podían saltárselo. Ellos tampoco entendían que yo fuera real, claro.
El mundo está perdiendo la memoria.
De momento, ya te digo que a ratos me río. Lo que no sé es cuánto me durará aquí la risa. (Allí no me duró ni diez segundos.)
Creo que declarar autoridad educativa al profesor nos defendería contra los padres. Ya es un paso, si un padre sabe que no puede insultar a un profesor o que la agresión no sale gratis ya se lo trasmitirá a sus hijos. No digo que esto suceda en unos dias. Y harán falta sentencias castigando a padres. Es algo lento pero eficaz.
Por otro lado estoy absolutamente de acuerdo con lo que dice Joselu del individualismo. No somos capaces de acordar estilos educativos y normas comunes. A esto también contribuye la movilidad en los centros. Es un individualismo absoluto. Cada uno se las apaña como puede.
Lo de que se levanten cuando entra el profesor no termino de entenderlo. No lo entiendo porque en mi instituto no están todos sentados esperandolo. Quiero decir que a mi me sería sufiente con que todos entraran diligentes delante de mi en clase cuando llego y no tuviera uno a veces que irlos metiendo en clase "a empujones" porque se quedan fuera.
Realmente, tu insistencia en el tema, denota que eres un hombre tenaz, en tu labor didáctica.
Te di la razón en la otra entrada y te la vuelvo a dar aquí.
Es más me atrevo a ponerle un ejemplo a Joselu, que veo que en su opinión este refuerzo "moral/jurídico" de la ley madrileña le parece que no sirve de nada.
Es verdad, que ser una autoridad sin potestad sancionadora, sobre el papel, parece que no sirve de nada.
Sin embargo, yo me he dado cuenta que no es lo mismo, enviar una carta a un moroso desde la empresa acreedora, que esas misma carta vaya con el membrete de abogado, no sé si me explico.
El abogado no sanciona, ni tiene más poder coercitivo que el acreedor...
Pero impresiona ;-)
Todo lo que os refuerce y os de seguridad, aunque sea de mentirijillas vale, en mi opinión.
Un abrazo.
Me sigues haciendo pensar, compañero... Me han gustado mucho tus reflexiones sobre la "ganancia" de autoridad... No, yo no quiero ganarme nada a estas alturas...
Estoy en crisis (¡qué expectación más buena!) y te agradezco el brillo y los matices.
Un abrazo
María, gracias por los comentarios y por la benevolencia.
Jueves, encantado de saber que de vez en cuando echas un vistazo por este lugar. Tu crisis me parece permanente y recurrente, una paradoja, vamos. Recuerdo un poema tuyo titulado Crisis –del otoño pasado- que me pareció estupendo.
Saludos.
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