Leo que en la Universidad los profesores se autojubilan anticipadamente porque los “chicos” no tienen intereses intelectuales. Leo que los profesores jóvenes caen en la desesperanza o en el cinismo al observar que la calidad científica es impotente ante la astucia administrativa, que la investigación más rentable es sumergirse en el BOE y la posición más gallarda sentarse a la sombra de un carguito.
Leo todo eso. Y a punto estoy de sonrojarles con mis gritos imitando ese spot publicitario de no sé que grupo bancario.
Leo todo eso e intento calcular cuántos profesores de secundaria deben haberse desesperado, deprimido, enloquecido, mutilado -o sin más suprimido- para que un profesor universitario se jubile anticipadamente.
Imaginen, queridos lectores, la belleza sutil -y terrible- del efecto mariposa invertido; un gigantesco terremoto en un continente lejano hace temblar las alas de una mariposa en un jardín barroco o el sillón de un catedrático en la Complutense.
Leo todo eso. Y a punto estoy de sonrojarles con mis gritos imitando ese spot publicitario de no sé que grupo bancario.
Leo todo eso e intento calcular cuántos profesores de secundaria deben haberse desesperado, deprimido, enloquecido, mutilado -o sin más suprimido- para que un profesor universitario se jubile anticipadamente.
Imaginen, queridos lectores, la belleza sutil -y terrible- del efecto mariposa invertido; un gigantesco terremoto en un continente lejano hace temblar las alas de una mariposa en un jardín barroco o el sillón de un catedrático en la Complutense.
6 comentarios:
Estoy contigo en las comparaciones y en los gritos.
Además, me parece muy curioso. Los universitarios, los estudiantes, se les autojubilaban a ellos mismos anticipadamente en este país, mucho antes y en numerosas carreras. La falta de interés intelectual "en general" era la principal causa para abandonar una carrera técnica. En otras... mejor ni hablar.
Me parece, Serenus, que estamos teniendo la memoria selectiva algo descuajaringada. (Y ya dicen los sabios que según la forma en que se cuente la historia así se proyecta el futuro.)
Viví la época de la transición en la universidad. Había actividad política muy intensa (la mayor parte era pura manipulación: yo participé en ella). No recuerdo intereses intelectuales demasiado marcados. Yo sí los tenía y no pasé en vano por la universidad, pero el común de los estudiantes iban a aprobar y la izquierda revolucionaria se imbuía acríticamente en el marxismo y el leninismo. Aparentemente fue una época mucho más viva en el ámbito universitario pero no creo que la regla general fuera el interés intelectual de la mayoría. Ahora sigue siendo así. Sólo una minoría profundiza en el hecho de ser universitario. En cuanto a los profesores de secundaria, ¡qué decir? Que ya no enseñamos, que nuetra tarea fundamental es de contención social. Imagino profundas depresiones a partir de esta constatación, y lo digo sin ningún tipo de ironía. Los catedráticos de universidad se quejan de vicio. A alguno de ellos les metería un trimestre en un aula de primer ciclo de la ESO de un instituto público en zona medianamente conflictiva. Iba a dejar su prurito en otro lugar. Iba a reflexionar intensamente e igual le daba para otra tesis doctoral.
Magnífica la imagen del efecto mariposa a la inversa. Pero no olvidemos que el lejano terremoto que ahora hace temblar las alas de la mariposa fue, a su vez, causado por el tonto aleteo de ésta. Es el efecto mariposa con feedback.
... que a su vez fue causado por otro gigantesco y lejano terremoto. El tonto ir y venir del mundo del que ya hablara Empédocles de Agrigento.
¡Amor fati!
En cierto modo yo diría que enlazas también con los gusanos. Puestos a invertir espacio y tiempo, digo, o a dejarlos ir y venir como un péndulo, que es lo mismo. Da para un cuento.
Leicca, sí da para un cuento. La vida es un cuento compuesto de infinitos cuentos. En “La frontera” Cormac McCarthy insiste mucho en esta idea del mundo como narración, como un corrido..
Joselu, no me alegra el temblequeo de los sillones “catedralicios”, de hecho, creo que la Universidad debería mantener un cierto aura sagrado (sacerdotes de la Verdad, de la Belleza), pero es evidente que la Universidad (pública) no puede sobrevivir sin su fuente –que es la secundaria- Aquellos terremotos merecían atención. Espero que estos blogs no sean el único espacio vital que nos queda: la vida virtual. Y que no se cumpla en nosotros el verso de Paul Celan “estábamos muertos y podíamos respirar..
Saludos
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