viernes, 2 de agosto de 2013

Ortega y la mujer


Siendo yo joven volvía en un gran transatlántico de Buenos Aires a España. Entre los compañeros de viaje había unas cuantas señoras norteamericanas, jóvenes y de gran belleza. Aunque mi trato con ellas no llegó a acercarse siquiera a la intimidad, era evidente que yo hablaba a cada una de ellas como un hombre habla a una mujer que se halla en la plenitud de sus atributos femeninos. Una de ellas se sintió un poco ofendida en su condición de norteamericana. Por lo visto, Lincoln no se había esforzado en ganar la guerra de Secesión para que yo, un joven español, se permitiese tratarla como a una mujer. Las mujeres norteamericanas eran entonces tan modestas que creían que había algo superior a «ser mujer». Ello es que me dijo: «Reclamo de usted que me hable como a un ser humano.» Yo no pude menos de contestar: «Señora, yo no conozco ese personaje que usted llama "ser humano". Yo sólo conozco hombres y mujeres. Como tengo la suerte de que usted no sea un hombre, sino una mujer -por cierto, espléndida-, me comporto en consecuencia.»

 El hombre y la gente. José Ortega y Gasset 

“Para enviarlo al quinto pino” -me dicen. Tiene su gracia imaginar qué pudo haber pasado en aquel gran transatlántico; quizá Ortega, dejando en suspenso su background germánico y cual galán ibérico, émulo del mismo Dominguín, se lanzó al abordaje de una magnífica pelirroja, quien por su particular circunstancia debió tener una perspectiva diferente del asunto, un jarro de agua fría para nuestro apasionado filósofo. No lo sabemos. Pero tras la anécdota, Ortega, pasa a teorizar: las 3 o 4 páginas que siguen merecen ser leídas y pensadas con atención: confusíón, inferioridad vital, debilidad, son para Ortega rasgos propios del ser femenino. He intentado leerlo sin prejuicios, renunciando a la etiqueta fácil, tratando de buscar tras la aparente simpleza, pero solo me ha llegado el aroma de lo arbitrario. Decepcionante. 

PD. Si quien me lee -de haber alguien- conoce algún estudio, comentario, artículo, sobre el tema de la mujer en Ortega, le agradecería que me lo indicase.

8 comentarios:

David Porcel Dieste dijo...

No conozco ningún estudio sobre el tema de la mujer en Ortega, recuerdo, eso sí, algunos pasajes de Estudios sobre el amor, en los que el filósofo destaca la importancia de reparar la atención en el tipo o perfil de mujer preferida por los hombres de una generación, pues es precisamente esta sensibilidad erótica hacia lo femenino un indicativo fiable de la idiosincrasia de un pueblo. Vamos, que ese conjunto de cualidades que destacamos en la mujer, ya sea de su físico o de su personalidad, dice más del hombre que de ella, del presente y de lo que, presumiblemente, será el futuro. Dime en qué te fijas y te diré quién eres, pero además contando con que esa identidad contiene toda la historia, la supone o implica. Saludos

David Porcel Dieste dijo...

He encontrado estas citas en relación con lo anterior:

“Al nuevo modo de sentir la vida se ajusta rigurosamente la preferencia por un tipo distinto de mujer. Nuestro sistema de valores se ha alterado un poco o un mucho –siempre en fidelidad latente con el antiguo-; pasan a primer término calidades que antes no estimábamos, que tal vez ni siquiera percibíamos, y un nuevo esquema de selección erótica se interpone entre el hombre y las mujeres transeúntes.”

“siempre es posible indagar cuál es la potencia que lo ha fraguado y que en esa obra deja para siempre la señal de sí misma. En el perfil moral de la mujer española quedan conservados los golpes de toda nuestra historia (…)”

...y a la cuestión de por qué la mujer no siente preferencia por los genios....

“Desde el punto de vista de la selección humana, este hecho significa que la mujer no colabora con su preferencia sentimental en el perfeccionamiento de la especie, al menos en el sentido que los hombres atribuimos a éste. Tiende más bien a eliminar los individuos mejores, masculinamente hablando, a los que innovan y emprenden altas empresas, y manifiesta un decidido entusiasmo por la mediocridad.”

Luis González dijo...

No sé como interpretar el caso y el episodio desde un punto de vista riguroso. En plan más diletante, recuerdo que decía Ortega en otro lugar que en el ser humano lo superfluo es lo necesario y, me parece, que como galán de inicio de siglo, el filósofo debía encontrar en el trato y la conversación con las mujeres ese elemento de "superfluidad" que hacía relevante la existencia, y que era exigida por cualquier alma sensible. Esta afirmación me parece que puede ser de lectura ambigua porque, por un lado, integra lo femenino (ese mundo que habría que definir y que quizás no sea solo asunto de mujeres) y, por otro, lo ubica en una cierta posición de baluarte que debe ser conquistado. En fin, me quedo con el Ortega hispano vacilando a las jóvenes americanas y me siento atraído por la respuesta de de la joven aunque pueda parecer acratonada, bobalicona de lo políticamente correcto y otras cosas. Pero creo que ese objetivo, que se te trate como un ser humano prima facie, era interesante.

¿Qué tal todo?

Abrazos

Serenus Zeitbloom dijo...

David y Luis

Veo que el verano no os aparta del todo de "La Red" y de sus polvorientos rincones. Pues eso, estoy con Ortega, concretamente con "El hombre y la gente" y me sorprendieron las páginas que dedica a la mujer, me extraña que no hayan suscitado polémica.

Saludos, espero que las vacaciones os sean provechosas y benéficas.

Por aquí seguimos más o menos igual: entre libros y tomateras.

David Porcel Dieste dijo...

Sí, yo ando parecido, entre tomates y librerías, confiando que no se me atragante Heidegger.

PD Por aquí conozco a quienes pueden ayudarte, no dudes que en cuanto sepa de algún estudio te lo haré saber.

Saludos

Anónimo dijo...

Polémica:
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero22/vicens.html

Serenus Zeitbloom dijo...



Gracias anónimo.

David Porcel Dieste dijo...

Sobre el tema, véase la correspondencia de Ortega con Helene Weyl, su traductora alemana y Meditación de la criolla, del 39.