Ésta es una de mis escenas favoritas en la película La vida es bella. La conversación entre padre e hijo tras leer el cartel: “prohibida la entrada a perros y judíos”.
La actitud del padre parece responder a un intento de ocultar la realidad al niño. Considerado así el humor sería una forma de escapismo: “la ironía del alma bella” enfrentada a la brutalidad reinante.
El padre reduce la inscripción al género de lo intrascendente y arbitrario; caballos y españoles, canguros y chinos... arañas y visigodos. La escena nos hace sonreír porque transforma lo perverso en ridículo y de esa forma lo vence, -o tenemos al menos la sensación de haberlo vencido. Al niño le pasa desapercibido el elemento humorístico, pues desconoce el fundamento perverso y el cartel pasa a ser para él sólo una expresión anodina de lo intrascendente-cotidiano, irrelevante, arbitrario. Nuestra sonrisa, en cambio, se tiñe rápidamente de tristeza pues sabemos que la victoria, aunque real, es solo provisional y que la verdad fea y perversa acabará por imponerse.
Pero esto nos permite rechazar aquella consideración inicial del humor como escapismo y del humorista como encarnación del “alma bella que muere en el hastío” Podemos, al contrario, considerar también el humor como la actitud verdaderamente heroica y vital. Y al ironista como el héroe que no renuncia a la vida, a sus placeres y sus dichas, a sabiendas que sus victorias no pueden ser duraderas.
.......... La sombra lo ha cercado.
Todo nos dijo adiós, todo se aleja.
La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queja.
Jorge Luis Borges. Son los ríos.
PD. ¡Me tienen frito los visigodos!
La actitud del padre parece responder a un intento de ocultar la realidad al niño. Considerado así el humor sería una forma de escapismo: “la ironía del alma bella” enfrentada a la brutalidad reinante.
El padre reduce la inscripción al género de lo intrascendente y arbitrario; caballos y españoles, canguros y chinos... arañas y visigodos. La escena nos hace sonreír porque transforma lo perverso en ridículo y de esa forma lo vence, -o tenemos al menos la sensación de haberlo vencido. Al niño le pasa desapercibido el elemento humorístico, pues desconoce el fundamento perverso y el cartel pasa a ser para él sólo una expresión anodina de lo intrascendente-cotidiano, irrelevante, arbitrario. Nuestra sonrisa, en cambio, se tiñe rápidamente de tristeza pues sabemos que la victoria, aunque real, es solo provisional y que la verdad fea y perversa acabará por imponerse.
Pero esto nos permite rechazar aquella consideración inicial del humor como escapismo y del humorista como encarnación del “alma bella que muere en el hastío” Podemos, al contrario, considerar también el humor como la actitud verdaderamente heroica y vital. Y al ironista como el héroe que no renuncia a la vida, a sus placeres y sus dichas, a sabiendas que sus victorias no pueden ser duraderas.
.......... La sombra lo ha cercado.
Todo nos dijo adiós, todo se aleja.
La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queja.
Jorge Luis Borges. Son los ríos.
PD. ¡Me tienen frito los visigodos!
2 comentarios:
Hace pocas semanas volví a ver La vida es bella. Recuerdo bien la escena que citas. Me planteé ver esta película con mi hija pequeña de nueve años, pero mi mujer me hizo ver que era una película muy cruda para un niño. No lo tengo claro. El elemento terrible es la muerte del padre al final, pero creo que encierra un enorme caudal de humanidad y de humor como resistencia frente al horror. Es una película quizás inverosímil pero densa y repleta de sentido humano.
Joselu,
Hace mucho que vi la película por última vez.. Mi impresión ante ella fue ambivalente, un poco contradictoria. Hay elementos muy interesantes, detalles concretos como éste, o aquel otro de la relación con el médico nazi obseso de las adivinanzas, también el sentido total de la película, la función del arte, del humor, del engaño. Por otra parte la visión que aparece de la vida en un campo de concentración (lager) es no sólo inverosímil sino peligrosamente falsa. Una actividad que suelen hacer mis alumnos es la lectura de “Si esto es un hombre” de Primo Levi, debe exponerla un grupo al resto de la clase. Un año los alumnos, dentro de esta actividad, pusieron esta película. A pesar de los rasgos comunes evidentemente el texto de Levi da una visión muy diferente, mucho más dolorosa, más desesperada y desgraciadamente real. Recientemente me he negado a leer “El niño con el pijama a rayas”, pues me huele a puro comercio (cursi y bien pensante) con el tema del holocausto. Quizá me equivoque, pero ésta no aparecerá en las actividades a propósito de Primo Levi.
Aunque el sentido de este post no era el holocausto, ni siquiera la película, sino rajar contra la arbitrariedad y los visigodos; algo que me leí en un blog me recordó la escena..
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