lunes, 23 de agosto de 2010

Los papeles

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Heredamos la esperanza
regalo del olvido

Wislawa Szymborska


Pero ¿que tenemos aquí? -preguntó animadamente en egipcio- ¿Una muchedumbre de desdichados que quieren entrar en las Dos Tierras?
[...]
Sois demasiados -los reconvino- A diario llega gente de todas partes, de la tierra de Dios, de los montes de Shu, que quiere entrar en nuestro país; si no a diario, digamos que casi a diario. Anteayer mismo dejé pasar a unos de Upi y del monte User, pues llevaban cartas consigo. Soy escriba de la Gran Puerta, responsable de redactar informes relativos los asuntos de las Dos Tierras, unos informes que deben resultar amenos a quien los lea. No es responsabilidad pequeña. ¿De dónde venís y qué queréis? ¿Albergáis intenciones buenas, no muy buenas o tan malas que lo mejor sería expulsaros o bien hacer que vuestra tez adquiera cuantos antes un tono cadavérico? ¿Venís de Kadesh, de Tubichi o de la ciudad de Her? Que conteste vuestro jefe. ¿Venís quizá del puerto del sur? Conozco bien ese sórdido lugar, tan árido que tienen que llevarle el agua en barcas. Sabemos bastante de todas esa tierras extranjeras, pues las hemos conquistado y recibimos su tributo. Bien, ante todo, ¿sabéis de que vais a vivir? Me refiero a si habéis traído comida y medios con que procuraros el sustento sin constituir una carga para el Estado, ni veros obligados a robar. En caso afirmativo, ¿qué pruebas, qué garantía por escrito tenéis de que contáis con dichos medios? ¿Traéis cartas para algún ciudadano de las Dos Tierras? Si es así, enseñádmelas. De lo contrario, volved por donde habéis venido.

José en Egipto. Thomas Mann.


Terrible dejà vú. Hace más de setenta años Mann se exilia Estados Unidos huyendo del triunfante régimen nazi, ¿ proyecta Mann sus propias peripecias en el joven José?. No es díficil establecer un paralelismo simbólico entre Mann y la historia de José (desconozco si lo han hecho los críticos y estudiosos de su obra) .
Pero el texto anterior es hoy reconocible para cualquiera. Mucho más, incluso, que cuando el propio Mann lo escribió. Por eso es Mann un clásico en el sentido más puro: aquello que sobrevive a la ruina del tiempo. Y la esperanza humana, un regalo del olvido.
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2 comentarios:

Joselu dijo...

Es significativo que haya libros de éxito que venden millones y millones de ejemplares pero que pasado un tiempo breve, desaparecen. ¿Quién se acuerda de El código Davinci? ¿Quién de Los pilares de la tierra? ¿Quién de La catedral del mar? ¿Quién dentro de poco de Stieg Larsson? Desaparecerán porque son libros de circunstancias sin un ápice de literatura. Pedro Páramo, en cambio, venderá poco, pero seguirá diciendo algo a los lectores dentro de cien años. O Ana Karenina. O La montaña mágica. Responden a un tiempo pero se elevan a cimas universales que corresponden a cualquier tiempo. Un libro vale cuando no lo puedes olvidar jamás. Y esto es lo que te pasa con la serie de José y sus hermanos. Esa experiencia es solitaria pero produce una conmoción interna que no pueden imaginar los que sólo leen libros de baratillo. Es otra cosa.

Thomas Mann, una de las personalidades más complejas que he conocido. Creo que dos hijos suyos se suicidaron entre los que estaba Klaus Mann. Era difícil sobrevivir a alguien que se consideraba la encarnación de Alemania. A mí no me gustaría haber tenido un padre como él. Le costó tomar la decisión de abandonar la Alemania del Tercer Reich. No fue simple su partida. Dudó mucho.

Su homosexualidad no resuelta hace de él un caso casi o sin casi patológico.

Me gusta lo que escribe, pero no me hubiera gustado tener cerca una mente torturada como la de él. Prefiero a alguien más mediocre. La genialidad no garantiza la felicidad. Y en su caso, creo que fue un hombre fracasado a pesar de todo su éxito personal y literario.

Serenus Zeitbloom dijo...

Joselu

Creo que tus reflexiones acerca de la genialidad, la infelicidad, el fracaso, son temas centrales de su Doktor Faustus.

No sé si fracasó como hombre. Como escritor es magnífico.

Quizá está siendo José.. mi preferida. cuando leía este texto del post no solo pensaba en las pateras, en los sin papeles de nuestras ciudadades, pensaba en el propio Mann entrando en los Estados Unidos y jurando que no tenía intención de atentar contra el presidente. ;)


gracias por tus comentarios.