martes, 24 de abril de 2007

A vueltas con la Nada.

Filósofos, artistas, literatos, discuten acerca del nihilismo; ¿es un acontecimiento histórico?, ¿es una realidad con existencia más allá de la vida académica, sea ésta filosófica, literaria o artística? ¿Es una realidad con presencia en la cotidianidad?. Preguntados, mi peluquero, el camarero que me sirve, el cual trasladó la pregunta a la camarera, ésta al mecánico que consta como su marido, más algún transeúnte, incluido servidor, todos confiesan no tener la más mínima constancia de tal fenómeno.

Pero claro, desconocen también la existencia del Toxoplasma gondii y, por lo que he leído en algún lugar, tal bichito existe, y lo mismo que éste muchos otros fenómenos quizá aún más maravillosos –véase el honguito. Podrían, quizá, algunos de estos artistas, filósofos, literatos, tener la percepción de alguna particularidad de la realidad que a la gran mayoría se les escapa por no tener la suficiente destreza o los instrumentos necesarios, de la misma manera que sólo el experto es capaz de encontrar las setas en el monte o sólo el avezado biólogo está familiarizado con los innumerables microorganismos; de los que yo no tengo conciencia, y, sin embargo, quizá alguno de ellos esté dictando estas letras.

¿Qué decir del nihilismo? Podríamos, sin duda, citar a muchos de sus “avistadores”, y otros tantos profetas y visionarios, escuchar sus lamentos, maravillarnos con sus concepciones, temblar con sus pronósticos, ponernos en guardia frente a los peligros. No nos faltarían visiones ni visionarios.

Seguiré, en cambio, otro camino, partiré de una definición simple, entenderé por nihilismo, la concepción o sentimiento de que “todo es nada”, y que tan genialmente muestra José Hierro. -Por lo que no puedo evitar citarlo completo- Después apuntaré algunas de mis vagas intuiciones al respecto, que no me molestaré en desarrollar, ni en fundar, pues no es mi intención convencer a nadie,ni a mí mismo, sino tan sólo poner un poco de luz sobre mis propios pensamientos, a los que tampoco se les puede presumir, claro está, ninguna originalidad.

Vida

Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

De "Cuaderno de Nueva York" 1998

Creo que esta sensación, convicción, comprensión o intelección, no es un fenómeno histórico, ni siquiera en el sentido de que ciertas épocas sean más sensibles o receptivas a él. Al contrario es un fenómeno profundo ante el cual se enfrenta todo hombre en algún momento de su vida; en la desesperanza, en el júbilo o en el aburrimiento, dice alguno de los sumos sacerdotes.

Aventuro que esta “aparición” está en el origen del arte, de la religión, de la ciencia, de la comida como gastronomía, incluso, como no podía ser de otro modo, de estas líneas que estoy escribiendo, aunque sea mediada por el Toxoplasma, por el hongo, “por la lógica de la vida, o por la vida de la lógica” o simplemente por la nada.


En este momento, con las cuatro últimas palabras, debería comenzar la respuesta a la pregunta que habíamos planteado. Sobra todo lo anterior y presiento que no se puede continuar. ¿Les suena?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra ver cómo este blog comienza a tener entidad (vaya!) propia. La conciencia de la nada como momento originario. La gastronomía creada ex nihilo. Eso es la conciencia: ser nada. (Después de iluminar, habrá que enfrentarse a las sombras).

Anónimo dijo...

Gracias por la contribución. Daré noticia de ella en 'Recuento nihilista'.

Por otra parte, no conozco el documental de Nietzsche del que hablas.

Saludos.