Hablar de vejez y de respeto no es signo de discurso políticamente correcto, conviene por tanto tratar de ello. Un lugar común que viene repitiéndose desde los tiempos de Aristófanes es achacar a los jóvenes conductas irrespetuosas hacia los viejos. Y efectivamente pertenece a la naturaleza de la juventud el encontrar su lugar enfrentándose a sus mayores; en la manada el joven reta al macho dominante que indefectiblemente acabará por perder sus privilegios y retirarse humillado. La vida se renueva a través de sus eternos ciclos de nacimiento, decadencia y la muerte. El respeto y la veneración hacia los ancianos es, sin duda, algo antinatural; un rasgo esencialmente humano que nos distingue de las bestias. Es vil e infame el joven que humilla al viejo. No hay educación cabal que no se oriente al respeto hacia los mayores, pues sin ese respeto descendemos en la escala animal hasta la bestia. Esa queja intemporal sobre la irrespetuosidad de la juventud tiene su fundamento en esa tendencia natural que la humanidad está obligada a sofocar constantemente. Los jóvenes de hoy no son más beligerantes con los viejos que los jóvenes de otras épocas, pero quizá nunca se ha hablado menos del respeto a la vejez como actualmente, y quizá nunca antes se había exigido respeto a la juventud –me pregunto de que será signo esta exigencia, y me parece percibir que desprende cierto aroma a barbarie.
Tomar partido por la juventud es tomar partido por la vida. En la oposición vida y cultura es precisamente la cultura el polo más frágil y el que a la postre resultará perdedor. Por eso mismo el que merece ser defendido.
Es esta una de nuestras objeciones a Nietzsche.
6 comentarios:
Y sin embargo a leer ciertas expresiones:
"me pregunto de que será signo esta exigencia, y me parece percibir que desprende cierto aroma a barbarie"
...creí estar leyendo a Nietzsche.
Muy interesante la "observación" que planteas en este post. En efecto, nuestra cultura parece haber tomado partido por la juventud y por un olvido entre temeroso y culpable de la vejez y la muerte.
No obstante, cabe cuestionar el que en nuestras sociedades -tan sofisticadas y complejas culturalmente- siga siendo todavía la fuerza, la vitalidad y la energía física el activo más importante a la hora de salir a flote.
Quizás cuando se trataba de cazar gacelas o de conquistar el liderazgo a través de un combate cuerpo a cuerpo...
Pero la cosa hoy en día es un poco más compleja. Y en ese sentido, jóvenes e infantes pueden ser considerados -ahora más que nunca, o, al menos, todavía- los más indefensos, los más desprovistos de herramientas y prótesis culturales con las que mantenerse indemnes.
Eso sí, presupongo que no estamos en un escenario de barbarie.
¿Será mucho suponer?
Felicidades por el blog. Muy ordenado, contenido y con textos de calidad.
Un saludo.
Gracias por tu comentario Andriu.
Creo que los bárbaros solo se hacen visibles cuando una cultura entra en decandencia -la aparición de los bárbaros es síntoma de su debilidad (de la cultura). En nuestra cultura tan "sofisticada y compleja" hay grietas por donde se cuela la barbarie. La naturaleza recobrando su parte.
No tenemos porqué decir que los viejos o la vejez "debe" ser respetada; basta con decir que quien se sienta viejo es porque utiliza viejas palabras, como decía Nietzsche; la juventud, la fuerza o la nobleza que decía Nietzsche, muchas veces se dedican a soplar viejos cuernos y a desvelar cosas viejas como secos vigilantes nocturnos; aquí parece estar hoy la filosofía en general;(incluido este post, por usar las viejas palabras de Nietzsche, "tan necesarias hoy en cambio"); invito a leer el pasaje "de los apóstatas" del Zaratustra. Los que defienden lo viejo por lo viejo, la vejez porque la vejez respetada, sin más, son como aquellos qeu quieren vivir de balde.-
Gracias también a ti, Heracles, por tu comentario. No sé en qué medida coincidimos o no. Pero yo no pretendía hablar de “lo viejo”, ni de “lo antiguo” contrapuesto a “lo nuevo” o “lo moderno” –eso sería otra tema. Pretendía hablar sobre los viejos, los ancianos, contrapuestos a los jóvenes, ser un viejo o un anciano no es un sentimiento, es una realidad biológica que no se puede trampear con palabras ya sean modernas o antiguas, ni tampoco con camisas floreadas, afeites.... no creo que ni siquiera con cirugía estética. Es una cuestión de tiempo; podemos aplazarlo pero no suprimirlo.
El espíritu no puede vencer a la naturaleza, pero lo heroico es tomar partido y resistir con el que necesariamente ha de sucumbir, como hicieron Leónidas y sus espartanos, como hizo Hector, y también a la postre Aquiles... es lo heroico pero también lo honesto y paradójicamente lo sensato, porque lo otro es o barbarie o fatuidad o complejo de Peter Pan.
Por cierto que tomo nota de tu sugerencia: leeré y repasaré
Gracias a ti.
Parecería que el viejo muere solo, cuando en realidad le acompañan millones, no así a Aquiles.
El prejuicio de la muerte como soledad o la soledad de la muerte es algo que los fílósofos románticos, por ejemplo, escogieron libremente; con ello se creían muy profundos; también se sentaban durante el dia con cañas de pescar junto a las ciénagas y con ello se creían muy profundos; "el espíritu no puede vencer a la naturaleza", porque en una ciénaga no hay peces que pescar. No es necesario que nadie sucumba por el mero hecho de sucumbir; ya no creemos en Aquiles.
Quizá
ya no creemos.
Publicar un comentario