sábado, 6 de septiembre de 2008

Fórmula de la felicidad conyugal. (Tras las huellas de Wittgenstein).


Masculino (m ¾ + f ¼) + Femenino ( f ¾ + m ¼ )


Leyendo La Viena de Wittgenstein vuelvo a encontrarme con la figura de Otto Weininger; un extraño individuo del que tuve noticia por primera vez leyendo la monumental biografía sobre Freud de Peter Gay, según éste último la obra de Weininger, Sexo y Carácter, está en el origen de la ruptura entre Freud y su amigo el también médico Wilhelm Fliess –al parecer Freud habría “chivado” indiscretamente ideas de Fliess a su paciente Weininger, -con la sorpresa y disgusto de aquel al ver sus propias ideas publicadas por otro-. Volví a encontrarme con Weininger al leer la esplendida biografía de Ray Monk sobre Wittgenstein, en la que destaca la influencia de Weininger en la sociedad vienesa y en el filósofo. Verdaderamente Viena era un pañuelo.

Otto Weininger mantiene una curiosa teoría acerca de lo masculino y lo femenino que recuerda a la mantenida por Aristófanes en el Banquete de Platón junto a otras influencias, Schopenhauer entre ellas. Weininger fue un autor muy popular en Viena, tanto por estas ideas mantenidas en su libro Sexo y Carácter como por su histriónico suicidio en la antigua casa de Beethoven. Las ideas de Weininger tuvieron mucha influencia en los intelectuales vieneses del momento, y entre ellos en Wittgenstein que solía nombrarlo a sus amigos de Cambridge como uno de sus autores favoritos, cosa que dejaba tan estupefactos a los intelectuales ingleses como su afición a las películas del Oeste, en las que decía aprender más sobre ética que en todos los tratados filosóficos sobre el tema.

Según Weiniger masculino y femenino son dos tipologías psicológicas distintas; tal como las ideas platónicas no se dan de forma pura, todos los seres humanos son andróginos pudiendo participar en mayor o menor medida de estos tipos. Así por ejemplo en los homosexuales masculinos su esencia femenina estaría en torno o superaría el 50 %. La pareja ideal perfecta sería aquella en que ambos miembros complementasen sus esencias masculinas y femeninas para realizarlas plenamente, tal como por ejemplo se da en la ecuación anterior (inicio del post). Los defectos y excesos respecto a la completud significan imperfecciones o defectos a los que se asociarían los distintos conflictos y desórdenes. Weininger identificaba lo masculino con lo racional creativo y lo femenino con lo irracional y caótico. Asociaba, también, esas características a los pueblos, así en el pueblo ario se plasmaría lo masculino, creativo y racional, y en el pueblo judío la naturaleza femenina. El propio Weininger tendría ese doble carácter femenino en tanto que homosexual y judío. Su suicidio era, a los ojos de los antisemitas, un ejemplo de conducta consecuente con las propias convicciones.

Karl Krauss, al que espero tratar otro día, tomará de Weiniger esta dualidad arquetípica masculino y femenino, aunque no coincide en su caracterización esencial. Kraus identifica lo masculino con lo racional instrumental y lo femenino con la fantasía; para Kraus lo racional es simple instrumento, adecua los medios a los fines, pero es incapaz de fijar estos fines –estéticos o éticos-. los cuales deben ser dados por la fantasía, así lo femenino (fantasía) es quien fecunda creativamente a la razón -elemento masculino. Estos mimbres servirán a Kraus para una defensa de homosexuales y prostitutas frente a la hipócrita y puritana moral de la burguesía vienesa, pero también para oponerse a los movimientos feministas que al querer equiparar [uniformar, asimilar] la mujer a los hombres amenazarían matar la fantasía, la fuente de toda creatividad.

En la burguesía vienesa el matrimonio era primordialmente un contrato económico; una forma de conseguir enlaces ventajosos entre familias para perpetuar poder e influencia, lo emotivo, sentimental –y no digamos la sexualidad- estaban prácticamente excluidos y silenciados. Este silencio y esta exclusión estarían a la base del tan extendido mal histérico de las Wienerinnen, fundamental en el nacimiento del psicoanálisis y del que han rendido manifiesta cuenta los informes clínicos de Freud y Breuer. Para Kraus un matrimonio entendido no sólo como un contrato sino también como fuente de satisfacción individual, sentimental y sexual era también un camino de salud y de retorno a las fuentes de la creatividad humana. Nuestro fin más preciado.


(Anotaciones a la lectura de La Viena de Wittgenstein)

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