martes, 16 de septiembre de 2008

Los sibilinos y el humo de las sacristías. El nombre y la cosa.



Comienza un nuevo curso. En Levante la polémica que se arrastra desde la pasada primavera a finales del último curso, en latencia durante el verano y que renace virulenta en el ya inminente otoño, atañe al maridaje entre Ciudadanía (EpC) y la lengua inglesa. Me trae al pairo la lengua en que se imparta semejante bodrio. El humo de sacristía ha enmascarado la cuestión esencial; junto a la nueva asignatura aparecen cambios en la denominación de otras materias, Ética pasa a denominarse Educación ético-cívica, Filosofía es ahora Filosofía y ciudadanía (con una hora lectiva menos en algunas comunidades), ¿qué se ha mejorado con semejantes mudanzas en las nombres? o mejor ¿qué ha cambiado con tales trueques?, podríamos pensar que nada, que esos cambios no alteran nada esencial.. (salvo esa horilla que pierden algunos).

Lo cierto es que esos cambios apuntan a algo esencial:

Mi impresión es que esos “algunos” están en peligro de perderlo todo. Me explico; ¿cuál es el denominador común (temático) a esas materias en la nueva regulación?: la ciudadanía. No es la filosofía , y por tanto: ¿por qué debería adscribirse al departamento de filosofía?, ¿no sería más coherente crear el departamento de Ciudadanía?, ¿no se estará creando ya solapadamente?, ¿ con todos esos cambios (pretendidos inocentes) de nomenclatura no se está convirtiendo la presencia de la filosofía en una miserable excrecencia?.

Los artífices de este entuerto –sibilinos ellos- nos desorientan con la espesa niebla que crean a costa del humo de las sacristías. Y nosotros al trapo, oiga.

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