sábado, 13 de diciembre de 2008

La estafa del enseñar a enseñar


Por lo visto, los únicos que saben lo que se necesita en las aulas son los que jamás han pisado un aula. Por lo mismo, los únicos que saben cómo se enseña matemáticas, gramática o historia, son los que no saben ni matemáticas, ni gramática, ni historia
(pero son, en cambio, expertos en enseñar a enseñar cómo se aprende a aprender).

Écrasez l'Infâme

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6 comentarios:

Pascual González dijo...

El enlace parece estar mal, aunque supongo que conduce a la polémica por el master en pedagogía (impartido, claro está, por los gurús de la cosa) como requisito para dar impartir clases de secundaria. Precisamente quería escribir algo sobre ello, aunque con tanto corregir estos días ando aún más perezoso.

De todos mdos, aprovecho aquí para dejar mi punto de vista:

Los pedagogos parten de un supuesto verdadero , paro para llegar a una mala conclusión. El supuesto verdadero es que se puede saber mucho sobre un tema y ser un mal profesor. (¿Alguien en la sala dudaba tal cosa?) También tienen razón de que el sistema educativo debe esforzarse por seleccionar a por seleccionar a buenos enseñantes, y no simplemente a expertos en el temario. Hasta ahí todo correcto.

El problema es que a partir de ahí viene la venta de la moto: "¡contrate vd. el magnífico, el inigualable, el incomparable máster en enseñanza de la filosofía impartido por nuestros expertos y avalado por nuestra Institución y se convertirá en un gran docente!"

Pues no, oiga. Una cosa es que saber enseñar sea algo más que poseer conocimientos, y otra muy distinta que nuestros queridos pedagogos posean la piedra filosofal capaz de convertir a plúmbeos expertos en áureos maestros.

Serenus Zeitbloom dijo...

El enlace conduce al artículo de El País citado en el post.

Pero yo no tengo problemas para acceder desde el enlace. No sé por qué te ocurre a ti..

saludos

Pascual González dijo...

Cierto, era cosa de mi ordenador, que andaba mal.

Joselu dijo...

Este es un nuevo CAP ampliado a un año entero que se detraerá de la enseñanza profesional correspondiente. Ya vemos cómo se va a desarrollar el nuevo currículo de Bolonia. ¿Quiénes enseñarán a enseñar? Los que no han visto a adolescentes sino desde lejos. Pedagogía teórica que no funciona sino para sus fenomenales programaciones redactadas con una terminología burocrática y tecnocrática y de las que nadie hace caso. Si toda la pedagogía es la que en la última década se ha mostrado, pobre de nuevo del sistema educativo. La innovación pedagógica se hace, hay que hacerla desde las aulas. Muchos blogs son ejemplo de esta experimentación hecha desde el nervio vivo del corazón del sistema: el aula.

Desde la caverna de Platón dijo...

Hola queridos contertulios:
en este pormenor siempre me ha resultado sumamente inquietante el modo en que se teje la falacia convertida, estoy de acuerdo, en estafa (y me agrada que se utilice este término y no otro más condescendiente). El tejemaneje dice así:

- no se puede permitir que un licenciado en, por ejemplo, Bellas Artes, enseñe sin más porque su saber es teórico y desconoce la práctica docente, luego,
- será necesario otro licenciado que le enseñe a enseñar, el pedagogo, aunque, como su saber es teórico y desconoce la práctica docente, precisa a su vez,
- de otro licenciado, el pedagogo del pedagogo, que le enseñe a enseñar al que enseña Bellas Artes...

Y así, conclusión:
- necesitanmos un número infinito de metapedagogos que permitirán que ya sólo haya Facultades de Metapedagogía sobre la faz de la Tierra o, si no,
- un hiperpedagogo motor inmóvil, enseñante no enseñado, acto puro de la pedagogía, y a éste le llamaremos Dios o, si se es laico, Álvaro Marchesi.

¡No puede estar más claro!
¡Y a 6.000 € el paso deductivo!

Serenus Zeitbloom dijo...

Cierto Joselu, la palabra pedagogía empieza a producir rechazo entre muchos enseñantes por la asociación con la "jerga pringosa" en que se se viene expresando en los últimos años... amén de los disparates ensoberbecidos con que nos vienen regalando.

Desde la caverna... esa parodia al aristótelico modo del "primer pedagogo inmóvil, enseñante no-enseñado" merece un desarrollo.

Un saludo.

Écrasez l'Infâme