domingo, 22 de febrero de 2009

El lector/The reader


Con El Lector he podido este sábado disfrutar nuevamente del cine, algo que no conseguimos todos los fines de semana; Australia y Walkiria apenas ayudaron a entretener una tarde de compras en el Carrefour; a Nicole Kidman el botox le sienta genial, Tom Cruise mejora como intérprete con la madurez, y el Dolby Surround saca lo mejor de sí mismo en los bombardeos de la aviación.

Pero El lector consigue emocionar y, a la vez, hacernos pensar. Esta película es de las que me hacen reparar en la diferencia entre el cine y la literatura, mi opinión -que he defendido ya en varios lugares- es que el cine no puede llegar a la complejidad de la literatura. No he leído la novela, pero supongo que aclararía mis intuiciones – bien para confirmarlas, bien para descartarlas-. Creo que el núcleo de la película es una analogía, una metáfora: la relación que se establece entre la analfabeta Hanna y el ilustrado joven es una precisa metáfora (manifiesta en cada detalle) de la relación que establece el nazismo con Alemania; Hanna marca a Michael de la misma manera que lo hace el nazismo: la debilidad original, la seducción, la ausencia de determinación –miedo- y la culpa –su genuina marca-. Hanna, una mujer analfabeta –avergonzada por ello- de carácter firme, decidido, con exacerbados sentimientos mitómanos y carente de empatía hacia las personas concretas, marca la vida del cultivado Michael -al que socorre en un momento crítico, y con el que se vuelve a reencontrar ya convaleciente- Michael, seducido y abandonado, se muestra indeciso moralmente, decide olvidar (evadirse), pero es atrapado en un sentimiento de culpabilidad que marca su vida.

Una nueva metáfora que pretende acercarnos a la comprensión de un acontecimiento histórico que no acabamos de aceptar: ¿cómo fue posible aquello? ¿ precisamente en aquella nación culta, tierra de pensadores y de poetas, de grandes científicos y geniales músicos ?.

Una comprensión metafórica que ya intentó Thomas Mann con su Doktor Faustus en términos de posesión y locura en su triple analogía: Nietzsche, Alemania, y Adrian Leverkühn.

Se oyó con el silencio la voz asmática del Dr Kranich, diciendo con precisa articulación:
-Este hombre está loco. Hace ya rato que no es posible ponerlo en duda y es de lamentar que la psiquiatría no esté representada entre nosotros. Como numismático, me siento yo aquí completamente fuera de lugar.
Dichas estas palabras se marchó él también.
Thomas Mann. Doktor Faustus


14 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo tu interpretación. Me parece muy interesante y me hace ver la película desde ángulos en los que yo no había reparado, conceptualmente.

A mí me pareció bastante boba. Cinematográficamente, digo. Me gustó la fotografía en general, pero no sale del tópico y se hace lenta de tan previsible. En los dos primeros segundos ya conoces la escena que te se te viene encima. Concluí que debía leer el texto para re-entender todo lo que la película quería contar y no pudo. Es decir: fallida elección del formato para contar la cosa. Fallida elección de las imágenes dentro del formato, tan manidas, para contar la cosa. A ratos creí que estaba viendo un culebrón y sólo me salían chistes...

(No sé. Igual le estoy pidiendo peras al olmo.)

Un saludo.

Me gusta su blog.
Leo sus palabras de vez en cuando.

Serenus Zeitbloom dijo...

Anónima

Reconozco no ser muy exigente en lo que al cine concierne (basta considerar los otros títulos que cito y el contexto en que acudo la mayoría de las veces) , No creo que “El lector”sea ni de lejos una obra maestra, pero sí es cierto que me hizo pensar. Como comento en la entrada no he leído la novela, ni tampoco tengo intención de hacerlo de momento. Respecto a criterios puramente cinematográficos soy un absoluto desconocedor. Aunque creo que más del 95% de películas que se exhiben tienen un puro interés comercial y escaso o nulo valor artístico. Supongo que algo parecido ocurre con la literatura.

Agradezco que se haga visible con su comentario, y la animo a que se prodigue

Saludos

Luis González dijo...

Bueno, la película me pareció interesante aunque, después de leer a anónima, quizás me sedujo sólo la piel de la protagonista. No sé.

En cualquier caso - y puestos a interpretar - ¿cómo se entiende el suicidio final de la funcionaria precisamente cuando ha roto sus señas de identidad (ha dejado de ser analfabeta)?

- Parece que esta mujer huye siempre que se va a producir un cambio en su vida - cuando va ascender en la Siemmens se pasa a las SS y cuando va a hacer lo propio en la empresa de tranvías huye también.

- Parece que su gran temor es ser descubierta en su analfabetismo (véase el juicio)

Pero cuando rompe con esas sus señas de identidad...¿por qué el suicidio?¿Expiación(ininteligible y ya no pedida ni querida)?

Serenus Zeitbloom dijo...

Puestos a seguir interpretando,

Una precisión Lug, el abandono de la Siemmens para ingresar en las SS no es explícito que sea motivado por un ascenso –como sí ocurre en los demás casos. Es posible esa interpretación pero no es necesaria. De hecho a mí me parece más plausible la explicación que da en el juicio: simplemente quiere cambiar de trabajo, quiere mejorar... lo que concuerda muy bien con el carácter frío e insensible del personaje, para ella ser “guardiana” en Auschwitz es un trabajo como cualquier otro... repara en la explicación que da de su actuación en el incendio de la iglesia: no abren porque les podría caer el “chorreo” a ellas si se escapan..

¿El suicidio? Creo que lo hace simplemente porque no tiene otra salida, no tiene ningún futuro, como hizo Hitler en su bunker y los demás peces gordos. Además la conciencia de lo que hizo se despierta en la cárcel, tras el juicio..-y gracias a la lectura, que le despierta una sensibilidad totalmente dormida- , antes como ella dice “no había pensado siquiera en ello. ¿Iba a vivir ahora a costa de él?, de alguien por el que apenas había sentido nada... ni quizás el por ella -salvo culpabilidad. De la que parece que sólo empieza a salir cuando al final de la película decide relatarlo a la hija... –abandonando el silencio culpable y vergonzoso.

Creo que la película solo tiene sentido y valor como metáfora.. (nazismo-alemania, representados por la mujer y el joven respectivamente) en su literalidad la película es anodina e incomprensible..

Luis González dijo...

No sé, no sé....

* ¿No te parece que comparar el nazismo con la mujer equivale a desideologizar el movimiento Nazi y convertirlo en una lastimosa equivocación? La mujer me parece una burócrata circunstancial y bastante mediocre más que una "creyente" nazi. Es una pobre mujer

* Por otro lado el afán de "mejorar" no me parece que identifique a la señora. En la copia que yo he visto sí se dice que le ofrecieron una mejora en la Siemmes que Hanna rechaza por "cambiar". Creo que hay una huida de su "pecado" - el analfabetismo - que la lleva de desgracia en desgracia (de hecho por no reconocer su analfabetismo es condenada a cadena perpetua y se "come todo el marrón (pardo)").

Por eso no entiendo ni por qué aprende a leer - lo que implica reconocer la falta por la que ha hundido su vida en, al menos, tres ocasiones - ni porque el suicidio. ¿Es que la señora vio la luz al leer y por eso expió sus pecados? Me parece exagerado...¿No habíamos quedado que el nazismo fue horrible porque movilizó a una nación culta, que entre los nazis estaban entusiastas de la alta cultura --- y que esta ya no puede ser vista nunca más como vacuna contra la barbarie?.

La verdad es que la película es un poco plana en cuanto al discurso - si se puede hablar así - y por eso caben interpretaciones múltiples (que dependen de nuestra voluntad más que de la habilidad del guionista o director). Sólo se salva por la piel de Kate Winslet. ¡Ah, el cuerpo, cuánto habla a pesar de la palabra!

salud y librepensamiento

Anónimo dijo...

La cuestión sobre su analfabetismo la asocio con el entender el mundo. El lenguaje que uno aprende no deja de ser creador de sentido. Lee lo que Occidente produce: no le ha dado por la sabiduría milenaria china. Comprende el sentido de su propia acción (en el mundo) porque empieza a manejar el lenguaje del mundo que la rodea, un mundo que ha representado con la historia el bien y el mal de una manera bastante concreta. Comprende lo que "los demás" dicen de ella, y termina por decírselo a sí misma. No se puede hablar de la misma persona antes y después de aprender a leer porque los motivos para la acción seguramente sean distintos.

La cuestión del suicidio la asocio con el amor. (Igual sin venir a santo de nada. Perdón.) Es quizás la imagen del amor que el lenguaje nuestro nos ha puesto delante. Cabe rápidamente el suicidio cuando no esperamos nada. Ella pudo suicidarse nada más "sentir" que debía abandonarle, pero a lo mejor "no había leído lo suficiente".

A lo mejor es algo llano todo esto. Un poco reduccionista. Siento debilidad por la cosa del lenguaje y del amor, y amor tamizado, descrito, definido por el relato que hacemos de él. (Cualquier excusa me vale para sacar el tema.)

Cuando lo piense más despacio vuelvo otra vez, pero no sabía yo que la peliculita iba a dar para tanto. ¡A ver si al final va a ser una obra maestra!

Saludos.

Serenus Zeitbloom dijo...

...y a mí que la piel de Kate Winslet como que no me dice nada.

No comparto la famosa sentencia según la cual Auschwitz hubiera probado que la cultura es basura (ya fuese por contener el germen de la barbarie, o bien por su debilidad para hacerle frente) La cultura es todo cuanto tenemos contra la barbarie, pero existe la fascinación, la seducción. Hitler, Himmler, Goering, los camisas pardas que asaltan comercios y sinagogas.. no me parecen ejemplo de hombres cultivados,
aunque consiguieron fascinar a otros, como aquel hombrecillo de Messkirch...

y mientras los libros de Mann y tantos otros ardían en la plaza Bebel frente a la Universidad Humboldt..

PD. (quizá para ahorrar suicidios en la filas nacionalsocialistas)

Saludos a ambos.

Phiblógsopho dijo...

Estamos convocando al siguiente meme:

El Proceso de Bolonia y la Filosofìa

Luis González dijo...

Sólo una cosa:

la piel de la señora destila precariedad a pesar de todos los intentos por "ordenarla" ( de la funcionaria SS (¡con qué energía marcial se frotaba el cuerpo!). Esa debilidad me parece hermosa -- como me parecen hermosos los cuerpos dfe los viejos entre las olas.En el caso de la señora a la que leían lolitos y prisioneras, la debilidad y el temblor del cuerpo pálido, viejo(comparado con el adolescente) curtido por el hambre y el frío, salva (al menos desde el amor --- desde la justicia quizá deba morir como se insinúa en el debate de los estudiantes). Los monstruos, a través del cuerpo, se identifican con nosotros los "buenos"- ya a través de la broma y hasta la burla: Hitler con diarrea - ya a través de la piedad - la señora analfabeta bañándose en el río, con piel de gallina, o en la bañera escuchando a Homero.

La cultura no creo que salve de la barbarie (Para irnos muy lejos: ¿no era discípulo de Aristóteles el mismo señor Alejandro?). La cultura sirve más para uno (cuidado se sí) que para la sociedad ( no nos hace mejores ciudadanos). La piedad por el cuerpo débil sí nos hace mejores --- no sé si más justos. Al menos nos hace más animales...

Joselu dijo...

No he intervenido porque ni he leído el libro ni he visto la película. He procurado no leer demasiado de vuestros comentarios para llegar un poco virgen a la lectura de la novela. Reconozco en cambio que a El doctor Faustus de Mann le tengo algo de miedo. He leído Los Buddenbrook, La montaña mágica y Muerte en Venecia, pero he oído acerca de la complejidad de la obra citada y no me acabo de atrever. Ya veremos. ¿Me la recomiendas?

Matilde dijo...

La metáfora que sugieres es muy interesante.
A mi la película me dio ganas de leer el libro, buscando matices a los muchos hilos que en ella quedan simplemente apuntados o son poco comprensibles, como la perenne sensación de culpabilidad (¿o parálisis emocional?) del protagonista. No sé, quizá el libro también profundice en la reflexión sobre las causas de la banalidad del horror.
Me impresionó la escena en que Hanna prefiere asumir la responsabilidad del informe que la condena antes que confesarse analfabeta.

Serenus Zeitbloom dijo...

Yo diría que sí, Joselu. ¡Pero que voy a decir yo!.

Serenus Zeitbloom dijo...

Generalmente a mí me ocurre lo mismo; tras ver la película quieres leer el libro, esperando aclarar, ratificar... todo lo que la película muestra u oculta. Curiosamente no me ha ocurrido con El Lector -quizá simplemente porque se me acumulan las lecturas.

Saludos y bienvenida.

Anónimo dijo...

Cuando le dijeron que la iban a ascender en el trabajo, ella se fue porque precisamente la ascendian a un trabajo de oficina, y ella era analfabeta, no podia trabajar en eso. Por eso opto por huir y encontro ese otro traabajo de guardiana.