jueves, 1 de mayo de 2008

Cambio de personas.

Tan pronto como una religión se hace dominante, tiene por adversarios a todos los que habrían sido sus primeros adeptos.

Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado humano.

Lo que no queda claro es si esto es debido a la naturaleza de las religiones dominantes o a la naturaleza de los adeptos a religiones incipientes. En una primera lectura tiendo a entenderla según la primera posibilidad; al extenderse se corrompe –pasa a manos de quienes solo desean el poder- y devora a sus partidarios más auténticos. Un poquito más de reflexión me inclina a la segunda posibilidad: amantes de novedades se crean enemigos para combatir el aburrimiento –o por resentimiento. No es una disyunción excluyente, pero lo que parece apodíctico es que siempre acabamos a la greña aunque sea en aras de la compasión universal.


No es necesario añadir que lo anterior no es solo válido para religiones, también los es para partidos políticos y defensores de legalismos educativos. Y en general para todo tipo de superstición -con ánimo de lucro.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Disparas con balas, Serenus. No sé qué diría Hegel de esto de Nietzsche, si hubiera podido, porque se me venía a la cabeza la dialéctica, al leerlo. Aunque sea un disparate lo que digo.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Genial, veo que has eliminado la moderaión de comentarios, perfecto.

Anónimo dijo...

Sí, creo que tiene que ver con la dialéctica; la inversión de lo aparente como en el caso amo-esclavo. Pero también simplemente con la amplitud de significación y la dificultad de interpretación de toda palabra.

Creo que eliminar la moderación anima más a quien escribe. Como se me sugirió.

Un saludo.