lunes, 20 de octubre de 2008

Ciudades libres


En Los años salvajes de la filosofía relata Safranski como los laboriosos comerciantes de las ciudades libres hanseáticas eran ocupados regular y cíclicamente por los ejércitos de sus poderosos imperios vecinos. En aquellas ocasiones los ciudadanos sacaban las banderas y vitoreaban a los ejércitos entrantes, tras los desfiles guardaban la bandera –pongamos que la francesa- y volvían a sus ocupaciones de siempre. Al poco tiempo era el ejército prusiano quien era aclamado como liberador y ondeadas sus banderas por los tenaces ciudadanos, tras los vítores de rigor se guardaba de nuevo la bandera y vuelta a sus ocupaciones mercantiles, que no mucho tiempo después serían interrumpidas por el ahora liberador ejercito francés, aclamado, vitoreado, ondeada su bandera y guardada la prusiana. Entre puntuales y cíclicos desfiles, vítores y ondear de banderas francesas, prusianas, rusas, polacas , los ciudadanos de Bremen, Hamburgo, Lübeck, Dänzig, Königsberg... continuaban su infatigable actividad de comercio y algunos amasaban ingentes fortunas.

Creo que existe un paralelismo entre los industriosos hanseáticos y la oscura, menos rentable sin duda, pero igualmente esforzada y diligente labor de los auténticos maestros y profesores; cíclicamente se suceden las leyes, circulares, decretos, gobiernos, cambios curriculares... entre toda esa representación ellos continúan realizando su cometido de siempre, y no puede ser otro; trasmitir la propia experiencia (generalmente en ámbitos acotados del saber) a las generaciones más jóvenes. Y, de tanto en tanto, hay que desempolvar esta bandera y enterrar aquella otra en el fondo del baúl. Pero apenas interrumpida por los intermitentes instantes ruidosos y coloridos del desfile la auténtica tarea continúa callada, veraz, esforzada, generosa.

Quizá nuestro malestar proviene de confundir la verdad con el momento de las banderas.


3 comentarios:

wraitlito dijo...

Muy reconfortante historia.

Observo otra posibilidad : la de sacar banderas opuestas a cada reforma y luego seguir igual.
Es decir, la absurda tesitura de vivir 'en el mejor de los mundos posibles' o bien 'en el peor de los mundos posibles'.

Quizá nuestro problema sea que no lideramos ningún ejército ;)

Saludos.

Anónimo dijo...

Muy buena observación. Si el mundo funciona, si ha funcionado siempre, ha sido por gente como la de esas ciudades.

Serenus Zeitbloom dijo...

Wrailtlito, ¿liderar ejércitos? mejor quedarnos sentados. En alguna parte leí que los problemas comenzaban al ponernos de pie.

Pseudópodo, Sí, el callado corazón del mundo.